La distribución de los films en sus respectivas salas y la preparación de los mismos requiere un trabajo interno semanal
Como explica Serra
Gadea, Sarai encargada del Imperial, el trabajo de puesta a punto, para
disfrutar de las películas en las salas del cine sabadellense, conlleva una
importante preparación interna pero también es dependiente de un proceso externo que puede
hacer posible que todos los films deseados no acaben siendo proyectados en sus
salas. El funcionamiento se encuentra sujeto a las determinaciones marcadas por
ACEC (Àrea Catalana d’Exhibició Cinematogràfica) una asociación del gremio de
exhibidoras en Catalunya de la que forma parte el Imperial junto otra veintena de cines.
ACEC
distribuye las copias para el gremio de cines con los que trabaja en función de
lo que ellos han adquirido previamente de las distribuidoras. El número de copias
de que disponen de cada película es siempre diferente y se reparten entre los
cines según criterios de recaudación y de situación del cine, pensando de
antemano donde funcionaría mejor cada una de las películas e intentando tener a
todos contentos. Según Sarai “Hay veces
que te gustaría otras cosas pero en la medida de lo posible no vienen malas
películas aunque sabes que no te pueden llegar todas porque se estrenan muchas
películas al año”. Por lo tanto y aunque resulte extraño puede pasar que no se pueda proyectar alguna película en Sabadell a pesar de haber 20 pantallas sumando al Imperial el cine Eix Macià, como también que se pueda disfrutar de alguna que no tengan ciudades cercanas, en función de los factores externos que atañen a acuerdos entre productoras, distribuidoras y el gremio de exhibidoras.
Una
posibilidad para proyectar films que no
han llegado es reclamar las películas después de sus estrenos, aunque no es lo
habitual. Sarai nos explica que “por norma siempre llegan estrenos pero si
nos hemos encontrado últimamente con películas que igual hace dos semanas que
se han estrenado y entonces nos ha llegado”. Esto sucede porque existe la
posibilidad de que pasen de un cine a otro, mediante ACEC. Si algún cine las
deja y otro cine las quiere ACEC puede facilitar ese pase. Al igual que las
películas que entran, las que salen de las salas también están indicadas por
ACEC, en este caso previo estudio de recaudación. No obstante aquí es diferente,
puesto que dependiendo de las películas que se puedan estrenar, en el Imperial
ya conocen con casi con total seguridad cuales dejarán la cartelera. En este aspecto cuenta Sarai que el porcentaje
de acierto suele ser bastante alto, ya que se corresponde con las cifras.
El
hecho de que entren muchas películas una semana no significa que deban salir
las mismas. Si la recaudación es buena se pueden hacer los denominados dobletes
(2 films en una sala proyectados a diferentes horas). La selección de los
dobletes la llevan a cabo, encargados y operadores teniendo en cuenta los
horarios y el consumo del público, así como el resto de distribución de salas.
Un ejemplo claro sería colocar películas de animación en los horarios de tarde
con películas de terror en el de noche, ya que son películas propicias para un
público que realiza su consumo en ese tipo de horarios. Los criterios
fundamentales a la hora de ubicar los films a sus salas correspondientes son el
público esperado, o ya conocido si la película en cuestión lleva proyectándose
una semana (salas más grandes) y la coordinación en función del poco personal
existente. Esto se prepara para que si hay películas que acaban en horarios
similares estén situadas en zonas diametralmente opuestas y así no se formen
colapsos a la hora de salir, ni tampoco se mezclen con la gente preparada para
entrar a las siguientes sesiones, estableciendo un determinado orden. El
Imperial como nos comenta Sarai, intenta buscar el equilibrio entre calidad y
comodidad.
La
sala más importante es la 1 pero no todos los estrenos tienen porqué ubicarse
en esta, aunque si es esperado es muy probable dadas las dimensiones (375
personas). Antiguamente, los cambios de las películas a diferentes salas tras
sus estrenos eran menos habituales ya que al no estar todas las cabinas
ubicadas en el mismo piso era más complicado realizar una sincronía que solo
era posible en salas contiguas. Ahora con la digitalización no sucede así y es más
sencillo, porque una vez se encuentran los films en la librería pueden mandarse
a cualquiera de las salas. Lo más cómodo para los trabajadores del Imperial si
las películas dan buen resultado durante la semana y no llegan estrenos muy
esperados es repetir la distribución para no tener que buscar una nueva
situación que ofrezca comodidad a la hora de las entradas y salidas. Las
películas que están a punto de salir de la cartelera porque llevan muchas
semanas suelen finalizar sus proyecciones en la sala 11, la más pequeña (54
butacas) donde también suelen ubicarse los films más independientes que tienen
por norma general menos acogida.
El trabajo interno
con los films
Cuando
se establece la distribución en las respectivas salas se hace en función de lo
que se espera y aunque algunas películas puedan funcionar mejor de lo esperado no
supone un problema tener que reubicarlas de manera obligada al acabar la semana,
porque como indica Sarai “Desgraciadamente
hace mucho tiempo que no se falla en la previsión” aludiendo a que no
cuelgan el clásico no hay billetes y las películas se acaban acomodando en las
salas más por su prestigio que por las dimensiones de las mismas. En ocasiones
puede suceder también que películas con una demanda muy esperada ocupen dos
salas, pero en este caso suelen ser aquellas para las que ACEC dispone de
muchas copias y envía una en catalán. Así se abarca más público y a la vez se
ofrece el producto de dos maneras diferentes, cubriendo también parte del
porcentaje legal de películas que se obliga a proyectar en catalán. No obstante
Sarai explica que el Imperial según las estadísticas es uno de los cines que
más películas en catalán proyecta ya que suele tener buen recibo.
Junto
a las películas llegan también los trailers, que no tienen porque ser los que
se colocaran con la misma cuando se proyecta. Algunos llegan predeterminados
con sus copias en concreto pero no son obligados de colocar, aunque a veces
ACEC pide si algunos de ellos pueden colocarse con algún film concreto. En caso
de tenerlos disponibles el Imperial lo hace de manera habitual sin problema a
través de la librería. Lo habitual según explica Sarai es montar 2 o 3 trailers
dependiendo de lo justo que vayan los tiempos por la duración de los films. Lo
normal también es que los que se colocan sean de géneros similares a la película
con la que se montan, y que se disfrutan siempre después de la publicidad
pertinente que corre a cargo de la empresa sabadellense Brunet Publicitat que
aporta unos ingresos extra a través de la publicidad. Además de los trailers junto a las cintas llegan también
los carteles de los films, que suelen colocarse el jueves por la noche o
el viernes por la mañana, trabajo que corre a cargo de una empresa de imprenta
externa que trabaja para el Imperial. Se cambian los posters situados en la
plaza, los de encima de las puertas de entrada, los de las salas y los del hall
que son unas guías más pequeñas. Los rótulos, luces y horarios de proyección
que se ven encima de la taquilla son informatizados y se colocan mediante el
programa llamado “Fila Cero” al realizar la programación, un programa específico
para cines con el que también se introducen todos los datos de las películas y
lo que podemos ver en la web.
Así
el trabajo para con las películas del personal del Imperial, corre en lo
referente a distribución interior. Sarai comenta que “Puedes en algún momento dado meter baza por alguna película que pienses
que puede funcionar más, pero la última palabra la tienen ellos (ACEC)”. No
obstante Sarai añade que “el Imperial
cuenta con su propietario Enrique formando parte de la Asociación y parte de
las decisiones que se toman que tienen que ver con él.” A pesar de todo
ello pase lo que pase siempre hay entradas semanales. En caso de encontrarse
con festivos en día de estreno o situaciones especiales estos se adelantan pero
siempre hay. Como regla general suelen ser los viernes pero existen casos
excepcionales como algunos estrenos mundiales o festivos día de estreno en
Madrid que obligan a romper la forma habitual de trabajo, algo que no entraña
problemas pero supone ir más a contrarreloj para cuadrar horarios y salas.
Sarai
explica también que se suele conocer la programación que se estrenará los viernes, el
lunes de la misma semana, pero que últimamente incluso le ha llegado la información correspondiente el martes y hasta en alguna ocasión se ha encontrado en situación de saberlo un miércoles. “Es un trabajo de ir a contrarreloj siempre…
porque las cosas tampoco suelen salir bien a la primera ya que cuando no te
falla algo de una película te falla que no se puede hacer a tal hora o te
avisan de que la ficha de la película es errónea (no dura lo que estaba programado sino que dura más) y entonces hay que
mover todo.” Por ello también, las películas suelen llegar a última hora,
dependiendo de la distribuidora (por tandas, cada una trabaja a su manera). El transporte de las películas corre a cargo de transportistas de ACEC y también de los propios del Imperial, pertenecientes a una empresa que trabaja para varios cines y que se encargan de hacer llegar el material pertinente. En ocasiones puede suceder que alguna película llegue directamente de otro cine enviada por mensajería. Con la digitalización la manera de transportar las cintas no ha cambiado, aunque es obvio que ocupa menos espacio. Ahora el Imperial recibe el producto en una maletita que contiene el disco duro. Se descarga en el almacén y una vez ahí los trabajadores se encargan de manipularlo. El montaje sí resulta diferente y mucho más cómodo que con el 35mm, sobre todo por el peso y el volumen para trasladarlo, aunque si es cierto que igualmente debe realizarse un proceso de preparado, en este caso mediante el denominado “ingesto de datos” en la librería. Cuando una película sale de cartelera, el proceso se hace a la inversa y se devuelve todo. Aunque las películas queden almacenadas en la librería si los códigos que permiten su reproducción no se renuevan estas dejan de poder reproducirse y pasan a eliminarse.
Las películas llegan normalmente los
jueves, raramente los miércoles a última hora y sobretodo los viernes. Además
con la digitalización de las salas y los nuevos proyectores también deben
llegar los KDM (códigos/claves de activación para que las películas funcionen y
que se hacen mirando especialmente al anticopy). Existe secretismo en torno a
las cintas y suelen enviarse a última hora, el mismo día normalmente. La
película se “ingesta” en la librería del
proyector pero no sabes si funcionará hasta que se activa. Los códigos llegan
vía internet y deben descomprimirse y con el pen drive introducirse también en
la librería. Ella misma ya identifica cuando se pueden abrir activándose a la hora que estén programados. Pueden reproducirse problemas como que no sea
válido el número de servidor hasta que el envío sea erróneo o que no los
decodifique por cualquier motivo. Sarai nos cuenta que por norma general con el
rollo de 35 mm se estaba más preparado porque una vez montado se podía revisar,
pero también podía ocurrir que una de las partes (rollo) que llegaban estuviera
defectuosa, no se correspondiera o incluso llegara en otro idioma, algo que
hacía desmontar la película con la consecuente pérdida de tiempo y conllevara
definitivamente a correr, algo que ahora se corrige con más facilidad.
No
obstante hasta que no se proyecta definitivamente no se sabe si todo saldrá de
manera correcta. Lo que se hace es un playlist de comprobación pero realmente
se desconoce si en medio de la sesión puede surgir algún problema. En el
playlist básicamente lo que hacen los trabajadores es programar la película de
manera que se enciendan y apaguen luces de la sala, se suba volumen, entre la publicidad
y los trailers… todo cuando corresponde,
algo que se programa manualmente a través de la ficha técnica del film y
buscando los segundos exactos para incorporar el montaje a la librería.
Antiguamente los métodos eran menos sofisticados y la automatización era más
casera puesto que el operador a la hora de montar los rollos, se fijaba donde
se situaban los créditos y preparaba una especie de cinta para que se produjera
un clic cuando la máquina lo detectaba, que hacía que se encendieran las luces.
Sarai, encargada del Imperial incide en que “si
por cualquier cosa te quedas colgado no hay más que dar la cara y responder
ante el cliente, aunque se intenta contactar con ACEC para ver si pueden
mediante algún servicio de urgencia solucionar el problema, lo antes posible.”