domingo, 30 de noviembre de 2014

LAS REDES SOCIALES SE PERFILAN COMO LOS MEDIOS DE RECLAMO MÁS ÚTILES PARA LOS CINES


Entre la publicidad más moderna en los cines destacan nuevos elementos como los motion posters y el mantenimiento de los vídeo Wall

   Actualmente el cine Imperial no cuenta con muchos canales de información y su publicidad se reduce a su web, los programas de mano elaborados semanalmente y la aparición de su cartelera en el Diari de Sabadell. Pero en una época donde el marketing y la comunicación evolucionan constantemente y los cines empiezan a adoptar nuevas medidas de publicitar el producto, el cine sabadellense aún se encuentra anclado en una metodología algo más tradicional. Las redes sociales se intuyen como uno de los principales medios de reclamo, ya que los cines pueden hacer llegar su publicidad a un coste reducido una gran rapidez y  un gran público.

   En una industria como la cinematográfica donde el producto final que ofrecen todas las salas  exhibidoras es el mismo, adoptar nuevas medidas que conviertan su cine en un reclamo constante puede ser la manera de diferenciarse de la competencia.  La manera de consumir de los espectadores cambia a través de lo que el mercado propone y, para ser actual y estar en consonancia con este, los cines tienden a modernizarse. Publicitar el producto para que  llegue al espectador de manera rápida y eficaz, intentar convertirlo en un reclamo constante, expandirse en la red e intentar fidelizar a los clientes son algunas de las fórmulas con las que se trabaja hoy día por tal de intentar marcar esa diferencia en el producto. Callarisa Mora Vicenç, uno de los miembros de Publicine Vallès, la empresa proveedora del Imperial que realiza los programas de mano para estos y otros tipos de publicidad para varias salas, sugiere a los cines, que aún no lo hayan hecho que “Sería necesario hacer un pensamiento y adoptar nuevas fórmulas para captar clientes” y explica la evolución sufrida por la publicidad en la industria del cine a través de su propia adaptación a algunos de los nuevos métodos publicitarios que se están utilizando.

   Callarisa cree cada vez más en la utilidad de las redes sociales y expone que “es la manera de hacer llegar la información de manera más rápida y cómoda. Crear cuentas de Facebook, Twitter o Instagram con cara y ojos hace que tengas seguidores a los que puedes tener constantemente al día, fidelizando así los clientes”. La empresa Publicine Vallès tiene una página web, www.publicine.net donde aparece la programación de todos sus cines clientes, como un elemento adicional que ofrecen para que fidelizar a los mismos. Los suscriptores a la página reciben toda la programación del cine que seleccionen rápida y periódicamente. Para él la importancia de la red es patente ya que la propia web de su empresa tiene más de 20 mil suscriptores, cifras que según su experiencia hacen pensar en la necesidad de que los cines potencien su presencia en la red. Además uno de los proyectos recientes en los que ha trabajado es la creación de una aplicación para móviles Apple y Android, una manera en que los cines también podrían llegar de forma rápida a multitud de usuarios.

   Para realizar su trabajo, Callarisa utiliza la información que le ofrecen las diferentes productoras a través de sus servidores en los que él se encuentra dado de alta. En ellos el material que cuelgan las mismas es amplísimo y reciente. Un material que se empieza a utilizar como reclamo. Los  últimos posters, teasers y trailers de películas, los definitivos, comentarios de director, post-producciones, presentaciones, rodaje… son elementos atractivos para la gente cinéfila y ofrecer estas posibilidades al espectador a través de campañas low cost como las redes sociales o vía web puede ser una manera de publicitar el producto y un reclamo muy interesante. Crear una web o una red social donde publicar a diario esas novedades o curiosidades puede ofrecer ese plus que lleve a los clientes a decantarse por un cine u otro. También en este tipo de soportes se puede buscar la comodidad del espectador y empiezan a surgir ya, para algunas salas, webs en la que además de poder adquirir la entrada, como sucede en el Imperial, se pueden también adquirir los menús de palomitas. Además el hecho de no necesitar tan siquiera presentarlas físicamente sino mediante el propio teléfono y siendo descifrados y picados los códigos vía lector, también comienza a mostrarse como algo útil. En definitiva ofrecer información al día y que se pueda consumir desde cualquier punto.

   Dos de los tipos de publicidad más modernos que realiza Publicine Vallès para algunos cines son el mantenimiento de los vídeo wall y la mediación de los motion posters y creación de cartelería digital. Los video wall son las pantallas que hay en los vestíbulos de los cines y que van reproduciendo de manera continuada trailers o cualquier tipo de vídeo que el cine demande, incluidas sus promociones. Publicine Vallès prepara las reproducciones que se emitirán en esas pantallas que pueden ser de hasta una hora y media. Se editan los videos añadiendo los logos y letras del cine para el que se crean. Para su reproducción existen dos sistemas, o bien se preparan dvds o bien los cines reproducen las listas a través de un sistema tecnológico conocido como bright side. Se trata de un disco duro que solo tiene dos programas, uno de conexión y otro de recepción conectados entre sí vía internet y utilizando una transmisión de archivos FTP. La empresa dispone de un dispositivo y los cines de otro y mientras Pubicine Vallès sube las sesiones preparadas para cada cine, por separado, desde los receptores se pueden descargar las mismas. En cuanto a los motion posters es la nueva cartelería con movimiento que está apareciendo. Se trata de los posters de las películas que preparan las productoras y que contienen efectos. Los cines preparados para reproducir esta cartelería suelen hacerlo en las taquillas. Publicine Vallès actúa de mediador entre productoras y exhibidoras y prepara estos elementos de gran atractivo visual y muy llamativos para aquellos cines que son aptos para su reproducción. Además para los cines que están preparados también pueden hacerse creaciones propias que contengan las promociones internas del cine y que pueden vislumbrarse por ejemplo en el bar.     

   Hoy por lo tanto los medios para publicitar el cine son muy diversos y existen muchas diferencias con la manera en que se hacía treinta años atrás. Callarisa explica como elaboraba sus primeros programas de mano, de una  manera artesanal. Recuerda que entonces lo realizaba los domingos porque los estrenos se llevaban a cabo los martes y que lo hacía en unas hojas especiales donde realizaba los cuadros y separaciones rotring y regla en mano. Los materiales gráficos de las películas los buscaba en Barcelona, en las delegaciones de las diferentes distribuidoras existentes, hablando con aquellos que le podían facilitar el material de las películas y que normalmente le ayudaban a conseguirlo.  Explica que “ibas a los almacenes de las distribuidoras donde estaban los sacos de las películas y las cintas que se repasaban una vez que los cines las devolvían y te entregaban unas fichas donde estaban las fotos de las películas en diferentes formatos según en que medios fueran publicadas. Ahora todo sale directo de los laboratorios”. Ese material gráfico, al que Callarisa sumaba los logos de cada uno de los cines que conseguía de recortes de diarios, se enganchaba y se le añadía un texto elaborado a máquina antes de acabar en la imprenta. Callarisa desconoce si fue pionero en este país realizando unos folletos informativos en blanco y negro, que define como el embrión de los programas de mano, aunque dice “no pondría la mano en el fuego pero si alguien viniera y me lo dijera lo creería”. 

   En una época en que la manera de comunicarse e informar se encuentra en constante evolución, prestar atención a las nuevas fórmulas de captar clientes surgidas en el mercado sino significa garantía de obtener mejores resultados si al menos el intento de trabajar en consonancia con lo que el nuevo público reclama por tal de no correr el riesgo de quedarse estancado.  

sábado, 29 de noviembre de 2014

EL IMPERIAL LLEVA 11 AÑOS PUBLICITANDOSE A TRAVÉS DE LOS PROGRAMAS DE MANO


Los clásicos trípticos podrían desaparecer debido a la evolución constante en los canales de información y a la fuerte irrupción de las redes sociales.

   El cine Imperial solo cuenta con dos métodos para publicitarse, su propia web, gestionada por ellos mismos, y los programas de mano, que se imprimen semanalmente. De la elaboración de los trípticos de programación se encarga su proveedor, Publicine Vallès, una empresa contratada de manera externa que se dedica a crear y gestionar publicidad para los cines y que se encuentra vinculada a las exhibidoras de Sabadell desde hace casi tres décadas. Situada también en el centro de la ciudad nació con la elaboración de los programas de mano para los cines de Sabadell y está vinculada a estos desde entonces.

   A pesar de que las salas exhibidoras apuestan cada día más por las nuevas tecnologías como manera de publicitarse, no son todas las que han abandonado el papel como método para llegar a los clientes. El Imperial es uno de esos cines que sigue creyendo en la elaboración semanal de los trípticos de mano. No obstante es el tipo de publicidad más clásico y puede ir perfectamente de la mano con la imagen del Imperial, un cine moderno pero con tintes tradicionales debido a su fisonomía y su localización dentro de la ciudad. A pesar de que resulta valorable la búsqueda de nuevas fórmulas, tanto publicitaria como promocionalmente hablando, la llegada de las mismas no sería a priori a costa de eliminar el clásico tríptico donde aparecen los films y las sesiones a proyectar durante la semana. Aunque su elaboración puede parecer contraproducente teniendo una web propia donde aparece toda la información necesaria para asistir al cine y existiendo hoy día múltiples canales a través de los cuáles se puede ser conocedor de la oferta existente, la encargada del Imperial Serra Gadea, Sarai nos cuenta que “a la gente le gusta tenerlo tangible. Aún nos seguimos encontrando con personas, sobretodo mayores, que nos lo piden. Es una de las viejas costumbres que creemos que no se deben perder. Hay mucha gente que viene al cine y no saben ni que van a ver y el tríptico es la forma de informar más sencilla en ese momento.”

   Debido a que cada viernes entran y salen películas de la cartelera hace falta un trabajo semanal para la elaboración de los trípticos. Este comienza en el propio Imperial cuando se conoce que proyecciones se llevarán a cabo durante la semana siguiente (entendiendo la misma de viernes a jueves) y como se distribuirán los films en las 11 salas. Esto suele tenerse listo los martes y una vez que está todo planificado se envía la información a Publicine Vallès para que ponga en marcha la elaboración de los trípticos donde aparecerá la información pertinente. El señor Callarisa Mora, Vicenç, pionero en presentar un proyecto de programas de mano a los cines sabadellenses, hace ahora aproximadamente 30 años y  que posteriormente se tradujo en la creación de la empresa Publicine Vallès, comenta que su experiencia laboral le dicta, que lo más importante a la hora de elaborar los diseños es el horario. Explica que “aunque puede aparecer en 1000 sitios, la gente aun pregunta a qué hora comienzan y cuando terminan los pases”. Junto al horario, en el interior, aparecen la sinopsis de los films, la imagen del cartel de la película y la publicidad. Callarisa explica que “la foto es un elemento necesario para que se reconozca visualmente de manera rápida la película ya que anteriormente suele haberse visto en otros medios y se reconoce de manera fácil”. En cuanto a la sinopsis cree que “normalmente uno ya sabe que va a ver, no obstante debido a que años atrás existían menos canales de información, se mantiene”. Los textos son cortos y siempre se regulan a través de unos márgenes creados de acuerdo a la plantilla que son los mismos para todos los cines. En la parte delantera del programa aparece la portada de un film de manera más grande que indica normalmente el estreno más destacado del fin de semana, aunque a veces aparecen dos. La importancia de los estrenos viene marcada por el Imperial, así como por el resto de cines respectivamente, ya que no se conoce de antemano que película funcionará mejor y se elige según se hayan distribuido estos en sus salas. Las películas que se proyectan en las salas más importantes son las que normalmente aparecen como portada del programa.  Por último en la parte trasera aparece en forma de listado todos los films que se reproducen con sus horarios.


 
   En cuanto a la publicidad tal y como explica Callarisa es la encargada de aportar los beneficios ya que los costes de imprenta los cubre el cine. Las empresas que actualmente se publicitan en el tríptico son el restaurante Wok Chino Feliz y la cadena de bocatas y restaurantes Viena que aparecen en. Callarisa explica que “antiguamente sí que había empresas que preguntaban y se ponían a la cola, pero hoy en día la publicidad local está cada vez más tirada porque nadie puede permitirse publicitarse. La prueba más evidente es que el Diario Sabadell no puede hacer edición diaria en gran parte por este motivo”. Una vez elaborado el diseño para el que se utiliza el programa InDesign se pasa a la impresión del mismo. Normalmente la elaboración se lleva a cabo los jueves. Se trabaja con offset ya que el digital no da rapidez. A las 7 de la mañana se hace el tiraje grande, se seca al mediodía se corta a las 3 de la tarde y se empiezan a doblar para que estén listos aproximadamente a las 5. Tras esto se procede al transporte a cada uno de los cines. En Catalunya a través de un transportista contratado que los lleva a cada uno de los cines a excepción de Valls i Lleida donde se envían por mensajería como a Alzira y Valladolid. Se dejan en los cines y ellos se encargan de repartirlos donde se considere necesario a excepción de Sabadell por tradición. En la ciudad vallesana además de en los dos cines se dejan en los locales que se publicitan, los diferentes Viena repartidos por la ciudad así como en  los hoteles Sabadell y Verdi y en otros comercios como el Paddock, Mirallac o Embarcador ubicados en el Eix Macià.    

   El diseño corre exclusivamente  a cargo de la empresa, que tiene varios formatos para cada uno de los cines con los que trabaja, actualmente alrededor de una treintena entre Catalunya y España. En el Imperial se repite el mismo desde que este abrió sus puertas, un formato para el que nunca se ha puesto objeción y que muestra de manera conjunta los films que se proyectan en los dos cines sabadellenses. Esto sucede ya que ambas salas tienen el mismo propietario, Enric Gratacós y también porque se cree que, presentar al ciudadano sabadellense la publicidad para un mismo ámbito de la ciudad de manera conjunta sin tener que recurrir a dos formatos diferentes, es más beneficioso para ambas salas.

   La experiencia profesional del señor Callarisa le hace considerar que “en la actualidad no es necesaria la elaboración de un programa de mano” aunque entiende que “sigue funcionando porque de no ser así no me lo continuarían demandando”, y eso se ve porque aún existe gente que “para expresamente en el cine coge un programa y se marcha”. A pesar de ello piensa que “al tríptico no le quedan muchos años de vida por una cuestión económica. Los cines cada vez están más ahogados sobre todo por el coste que conlleva la digitalización”. Si fuera el quien necesitara publicitarse no tendría duda en potenciar las campañas a través de las redes sociales. Según él se trata de la manera  ideal para ser rápido y eficaz a bajo coste. 

   Aunque no corren tiempos boyantes en general y para la industria del cine en particular el  panorama a corto plazo que se le presenta al Imperial, debido al crecimiento experimentado por la red, implica hacer una apuesta de renovación por tal de modernizarse en lo que a ello se refiere. La búsqueda de la innovación y la lucha por obtener métodos publicitarios más nuevos y efectivos parece antojarse importantísima en los tiempos venideros por tal de captar al mayor número de espectadores posible.             

 

domingo, 23 de noviembre de 2014

EL CINECLUB MODIFICA LA CARTELERA DEL IMPERIAL TODOS LOS JUEVES NOCHE


La entidad, hace una apuesta por la diversidad y la divulgación de otras formas de cine y proyecta semanalmente en el Imperial películas de autor en versión original

   Todos los jueves el cine Imperial redistribuye los films en sus salas con la finalidad de habilitar una de ellas para que quede libre y puedan proyectarse las sesiones marcadas por el Cineclub. La entidad Cineclub Sabadell, apoyada en un acuerdo con el Ayuntamiento y la exhibidora, realiza para sus socios y para todo aquel que quiera asistir, dos pases, programados normalmente a las 20 y las 22:30 h, de películas menos comerciales, normalmente cine de autor o clásicos de todos los tiempos en versión original subtitulada en castellano. 

   Los llamados jueves del Cineclub son una actividad cultural que pretende poner al alcance de los ciudadanos sabadellenses, de manera regular y mediante la proyección de un film diferente cada jueves, el cine de autor para su divulgación y su estudio. De esta manera no solo propone una  alternativa a la programación de los cines de la ciudad y alrededores sino que lo realiza en el espacio con las mejores condiciones posibles para la exhibición que ofrece la ciudad. Se lleva a cabo los jueves teniendo en consideración que es el día más idóneo para el cine, ya que se producen los cambios de programación y se aprovechan las salas de las películas que van a salir y que ya es poco probable que el público reclame. La programación de las películas se conoce trimestralmente y se extiende en tres ciclos desde finales de setiembre hasta el mes de junio pudiendo disfrutar de diferentes tipos de cine. A la cita, además de los socios, puede asistir cualquiera al que le guste la temática que se ofrece esa semana, previo paso por taquilla, bien adquiriendo packs de 5 o 10 entradas (cuyo precio son 20 y 40 euros respectivamente) a utilizar durante todo el año bien con un pase individual (6 euros). Las sesiones se clasifican en secciones muy diferentes, por tal de que el espectador tenga unos patrones, entre las que se pueden encontrar “Revisiones” donde se proyectan clásicos de todos los tiempos, “Cine documental” donde, como sucedió este mismo jueves con el pase de la película “Arraianos”, se proyectan films de este género o “Estrenos” para definir las películas más actuales que representan el cine de autor. Su director Poblet Sallés, Josep, explica que esto se hace así porque “si propones un cineclub normal con películas antiguas la gente no te viene. Los cineclubs antiguamente hacían ciclos de directores y repasaban su obra. Hoy te encontrarías que vendrían los de siempre e incluso menos porque hay mucha gente de cineclub que ya ha visto muchas veces esas películas”.

   La entidad “Cineclub Sabadell” nacida en el año 1957, como explica su director, ha sobrevivido al tiempo pero ha ido cambiando su concepto y su finalidad. Concebida por aquellos que tenían unas inquietudes propias de la época en que nació y un acceso a la información más restringido del que hoy conocemos, continuando por décadas más reivindicativas como la de los años 70 y hasta hoy día en que no se asemeja en prácticamente nada a sus inicios salvo en la base de la entidad, la afición al cine. En palabras de su presidente “En esta década somos los yayos de los 80 que continuamos yendo al cine porque nos gusta”. La entidad privada se mantiene por las aportaciones de los socios y sobre todo por la financiación en forma de subvenciones que ofrece el Ayuntamiento. En palabras de su director “Lo que más me preocupa es que no somos gente joven y que en 10 años se puede extinguir, pero sería lo que merecemos porque actualmente no se hace nada para los jóvenes, a los que no les acostumbra a gustar este tipo de películas”. Ahora mismo la entidad cuenta con poco más de 100 socios cuyo aportación anual asciende a 40 euros semestrales, una cantidad que pese a no ser excesiva hace que muchos se planteen su continuidad y sobretodo significa que no entre gente joven. La mayoría de los que siguen afiliados llevan como socios más de una década y continúan por vínculos emocionales. Josep Poblet explica que “para ellos es más una afiliación simbólica porque quieren que el cineclub sobreviva” algo que puede ser difícil que suceda ya que a su juicio “hoy en día la antigüedad solo es un valor que existe a nivel romántico. En 10 años si la entidad sobrevive yo no debería entenderla, el nuevo cineclub debería ser diferente”

   El Cineclub se encuentra con dificultades, y la junta solo trabaja para posibilitar que la actividad persista sin existir ningún tipo de beneficio ya que lo único que intentan ante las dificultades es acabar los cursos sin pérdidas habiendo ofrecido lo mejor dentro de sus posibilidades. Así actualmente su actividad cultural básica se centra en “los jueves del cineclub”. Hacer la selección de los films que se proyectaran, intentar que estén disponibles para su alquiler en ese momento, elaborar la promoción, hacerse cargo del transporte y que el gasto no se exceda a las posibilidades, es un trabajo arduo, más aún con la digitalización, que o bien resta material disponible porque solo se elaboró en 35 mm o encarece los costes si se digitalizó. Entre las medidas que ayudan se encuentra tener entidades amigas y colaboradoras como la “Alliance Française”. El primer mes del primer trimestre se conoce como “Ciclo del cine francés” y las películas proyectadas son escogidas de mutuo acuerdo con esta entidad, algo que potencia la asistencia entre otros de sus alumnos y todos aquellos que estén interesados en dicha temática. Dependiendo de los acuerdos con cada una de las entidades con las que se colabore, entre ellas han participado por ejemplo Joventuts Musicals de Sabadell, Lliga dels Drets dels Pobles y Unió Excursionista de Sabadell,  los beneficios pueden ser desde abaratar los costos de ciertas películas que se alquilan compartiendo gastos y para las que los miembros de ambas entidades entran “de balde”, hasta percibir más beneficio producto de la asistencia a las salas de los socios de la entidad colaboradora interesados en las temáticas proyectadas. Josep cuenta que se ha comprobado que el vínculo con la Alliance Française provoca que “Arrancando el curso así viene más gente. Porque es de la Alianza o porque simplemente despierta interés y tiene tirada”.

   Los jueves del cineclub empezaron ya en el año 1991. La relación con el Imperial viene de la amistad entre el antiguo propietario y principal impulsor de la exhibición cinematográfica en Sabadell, Ramon Cortadellas Gabarró y el presidente de la entidad Pere Cornellas durante los años 80 y 90. El acuerdo se estableció en esa última década de manera conjunta con el Ayuntamiento cuando aún no existía el Nuevo Imperial y las proyecciones se llevaban a cabo en el Cineart Alcázar, situado también en el centro de la ciudad y que estuvo precisamente en pie hasta el 2003 en que nació el nuevo cine en la Rambla. Tras la adquisición por parte del Ayuntamiento de los terrenos donde se ubicaba el viejo Imperial, impulsado por el movimiento ciudadano de preservación del mismo como centro dinamizador de cultura cinematográfica, y la cesión de estos mismos para la remodelación y aparición del nuevo cine, se revisó el acuerdo. La cesión implicaba que se pudieran realizar en el local actividades culturales y por ese motivo se cedieron unas horas a explotar a la entidad Cineclub Sabadell. Según el presidente Josep Poblet “En época de vacas gordas, con el alcalde Toni Farrés y cuando todo iba bien y los cines se petaban, se podían hacer convenios y lo que te diera un poco la gana porque la cosa funcionaba bien… Ahora que al cine no le funciona y nosotros estamos de capa caída porque no somos una entidad que está de moda, más bien somos vistos como una entidad vintage, es lo que hace a todos ir de bólido”. Añade que “Años atrás había buena voluntad por parte de todos, y ahora se puede tener que revisar el acuerdo. La entidad explota unas horas acordadas con el Ayuntamiento y nos basamos en lo que ellos nos dicen. Nos deja unas horas que nosotros explotamos de manera impecable pero no existe con exhibidor el diálogo de antaño fruto de las relaciones personales y la buena época que vivía el cine en todas sus facetas”.

   Para cualquier acontecimiento que pueda surgir siempre en relación con la proyección semanal, como explicaciones didácticas sobre el tema, presentación del film a través de algún invitado u otros aspectos al margen del cine, la entidad se aprovecha de los canales del Ayuntamiento, que no solo subvenciona sino que también publicita este tipo de eventos. A pesar de que quizás no viene tanta gente como querrían Josep Poblet expone que la institución pone toda su voluntad. Se imprimen 1200 trípticos de mano por trimestre de los cuáles el Ayuntamiento reparte 400 entre instituciones como escuelas o escuelas de idiomas. Lo único que reclaman a cambio es que exista movimiento. Por ello se debe realizar una memoria y pasar la contabilidad pertinente, pero no se dice en ningún momento como debe ser el cineclub, que debe proyectarse y que no. Así además de con el Ayuntamiento, Cineclub Sabadell solo puede tener palabras buenas de cara al Imperial. Su director, conocedor de que la situación no es buena para nadie y a pesar de que los acuerdos existentes con el Ayuntamiento hacen posible unas horas de explotación semanal, cree que no puede exigir nada más y simplemente debe agradecer que los trabajadores allí presentes se involucren en una actividad que no les genera beneficio tratándolos de la manera profesional en que lo hacen. Según él “Seria de tontos despotricar cuando yo por ejemplo he llegado con un pacto ya hecho. Los posibles errores que puedan tener están de sobras compensados con el servicio que dan. Ese servicio es un valor añadido, ya que no es parte de su faena y nos gustaría tener un detalle con ellos”. Aunque le gustaría que tras la proyección se pudieran realizar debates en los que poner de acuerdo las diferentes visiones de los asistentes, entiende que no pueden ni deben salir más tarde del horario en que lo hacen al acabar la proyección que se inicia a las 22:30 h más allá de la medianoche. Cineclub necesita, en palabras de su presidente, tener el valor añadido de hacer una conferencia o un fórum al final pero para ello se necesitaría un local propio adaptado. Explica que “No le damos importancia pero el problema real que tendríamos si nos marcháramos del Imperial sería qué local nos aguantaría hasta las 0.30 o las 1h de la mañana. Tendría que ser de acuerdo con Ayuntamiento y vecindario o un  local propio, algo que sería más complicado y más costoso aún, ya que debería cumplir unos requisitos legales, disponer de salidas de emergencia, extintores, tener presente el aforo, regularlo todo según la ley”.

   Sabedores por lo tanto de que el Imperial es de momento el mejor lugar donde  pueden proyectar su actividad, su respeto es máximo y esperan que aunque se revise el acuerdo en los próximos años la relación entre ambos perdure. Lo más importante explica su presidente es sin duda la afición al cine, lo único además de ser socio que se reclama en los estatutos para ser miembro de la junta y a su juicio para no acabar con la entidad Josep añade que las aficiones de hace 50 años no son las de ahora y habría que trazar una nueva línea que marque que es comercial y que es adecuado para formar parte de las proyecciones de cineclub, ya que hay que ser consciente que las aficiones de hace medio siglo no serán las de mañana.

viernes, 21 de noviembre de 2014

EL IMPERIAL OFRECIÓ EL PREESTRENO DE LA TERCERA ENTREGA DE LOS JUEGOS DEL HAMBRE

En el Imperial, la decisión tomada por productoras y distribuidoras del preestreno a nivel nacional, supuso más un detalle con los amantes de la saga que un incremento significativo de público  

 
   El cine Imperial se adelantó unas horas al día señalado como fecha de salida del film y en la noche de ayer proyectó la esperada tercera entrega de “Los Juegos de Hambre”, la serie de películas basadas en los best seller de Suzanne Collins conocidos por el mismo nombre, y uno de los films con más reclamo que se estrenarán durante estas Navidades. El preestreno se produjo a las 22:00 h en la sala con más capacidad del Imperial,  la Sala 1, que abrió sus puertas de manera especial, desplazando a Interstellar, la película más vista durante las 2 últimas semanas en los cines españoles y también en el Imperial, como guiño hacia el público que acudió a la cita.

   Los fans sabadellenses de una de las sagas más taquilleras de la historia del cine, estuvieron anoche de enhorabuena al poder disfrutar con anticipo de la tercera parte de la saga, “Sinsajo parte I”, gracias a la apuesta emprendida en España por las productoras y distribuidoras que permitieron el avance del estreno marcado para hoy mismo en EEUU tras la première celebrada el Lunes en Los Ángeles. Para los espectadores en general y los amantes de la saga en particular esta llamada para ser los primeros en poder disfrutar el film, que esperan desde hace un año, supone un atractivo a valorar, un detalle dirigido a los más cinéfilos, que en la actualidad son un público difícil de sorprender.  

   No obstante el día y la hora señalados no ayudaron demasiado. A pesar de que se vendieron entradas anticipadas y de que en taquilla podía vislumbrarse durante la semana el anuncio del preestreno, la asistencia fue menor de la esperada y solo se vendió un cuarto de la entrada. El hecho de ser una película con mucho tirón entre los más jóvenes y que estos tuvieran hoy jornada escolar, la larga duración del film que se extendía más allá de la medianoche o los problemas para publicitar el preestreno, que no aparecía en los trípticos de mano debido a los cambios de última hora, pudieron ser los factores más influyentes.

   A pesar de que en el Imperial los jueves suele ser uno de los días con menos afluencia de espectadores, la ocasión bien merecía hacer un cambio en la programación buscando cumplir un doble objetivo. Por un lado captar la atención del público con una première atractiva, para impulsar la asistencia y aumentar  la recaudación de un jueves normal, y por otro, dar de manera diferente a lo habitual el pistoletazo de salida a uno de los films más esperados por la exhibidora.

   Al igual que la segunda entrega, la productora Lionsgate, repite la fecha del lanzamiento a la espera de obtener los magníficos resultados (recaudación y número de espectadores asistentes en todo el mundo) de su homóloga precedente, que como ya sucediera ahora hace un año en el cine sabadellense, se extendió en la cartelera hasta más allá del final de las Navidades, algo que desde el Imperial se espera repetir. “Sinsajo parte I” es por ello una de las películas más esperadas por el cine de la capital vallesana con el objetivo de que pueda ayudar a mejorar los números de cara al cierre del año. Este hecho sirve de referente para pensar que el adelanto a su estreno funcionará a la vez como método de reclamo, en una maniobra de captación de espectadores y promoción del film que intente así despertar más aún, el interés que ya ofrece per se una saga tan llamativa y exitosa. Además desde el Imperial se espera que los asistentes al evento extiendan el boca a boca y los más cinéfilos no duden en asistir, durante las próximas fechas, a disfrutar del film.

   Aunque no fue el preestreno más exitoso, el Imperial espera que durante las fechas navideñas, la película dirigida por Francis Lawrence y protagonizada entre otros por Jennifer Lawrence y Josh Hutcherson en los papeles de Katniss Everdeen y Peeta Mellark, repita el éxito de sus predecesoras durante el transcurso de las semanas. Además vería con buenos ojos poder proyectar el preestreno de la última entrega, programada ya para el 20 de Noviembre de 2015, y ofrecer así la oportunidad a los más incondicionales de adelantarse al resto de espectadores a conocer el final de la saga.   
   





 
 

domingo, 16 de noviembre de 2014

ACEC (ÀREA CATALANA D'EXHIBICIÓ CINEMATOGRÀFICA) DECIDE LOS FILMS QUE SE PROYECTAN EN EL IMPERIAL

La distribución de los films en sus respectivas salas y la preparación de los mismos requiere un trabajo interno semanal 
 
   Como explica Serra Gadea, Sarai encargada del Imperial, el trabajo de puesta a punto, para disfrutar de las películas en las salas del cine sabadellense, conlleva una importante preparación interna pero también es dependiente de un proceso externo que puede hacer posible que todos los films deseados no acaben siendo proyectados en sus salas. El funcionamiento se encuentra sujeto a las determinaciones marcadas por ACEC (Àrea Catalana d’Exhibició Cinematogràfica) una asociación del gremio de exhibidoras en Catalunya de la que forma parte el Imperial junto otra veintena de cines.  

   ACEC distribuye las copias para el gremio de cines con los que trabaja en función de lo que ellos han adquirido previamente de las distribuidoras. El número de copias de que disponen de cada película es siempre diferente y se reparten entre los cines según criterios de recaudación y de situación del cine, pensando de antemano donde funcionaría mejor cada una de las películas e intentando tener a todos contentos. Según Sarai “Hay veces que te gustaría otras cosas pero en la medida de lo posible no vienen malas películas aunque sabes que no te pueden llegar todas porque se estrenan muchas películas al año”. Por lo tanto y aunque resulte extraño puede pasar que no se pueda proyectar alguna película en Sabadell a pesar de haber 20 pantallas sumando al Imperial el cine Eix Macià, como también que se pueda disfrutar de alguna que no tengan ciudades cercanas, en función de los factores externos que atañen a acuerdos entre productoras, distribuidoras y el gremio de exhibidoras.

   Una posibilidad para proyectar  films que no han llegado es reclamar las películas después de sus estrenos, aunque no es lo habitual. Sarai nos explica que  “por norma siempre llegan estrenos pero si nos hemos encontrado últimamente con películas que igual hace dos semanas que se han estrenado y entonces nos ha llegado”. Esto sucede porque existe la posibilidad de que pasen de un cine a otro, mediante ACEC. Si algún cine las deja y otro cine las quiere ACEC puede facilitar ese pase. Al igual que las películas que entran, las que salen de las salas también están indicadas por ACEC, en este caso previo estudio de recaudación. No obstante aquí es diferente, puesto que dependiendo de las películas que se puedan estrenar, en el Imperial ya conocen con casi con total seguridad cuales dejarán la cartelera. En este aspecto cuenta Sarai que el porcentaje de acierto suele ser bastante alto, ya que se corresponde con las cifras.

   El hecho de que entren muchas películas una semana no significa que deban salir las mismas. Si la recaudación es buena se pueden hacer los denominados dobletes (2 films en una sala proyectados a diferentes horas). La selección de los dobletes la llevan a cabo, encargados y operadores teniendo en cuenta los horarios y el consumo del público, así como el resto de distribución de salas. Un ejemplo claro sería colocar películas de animación en los horarios de tarde con películas de terror en el de noche, ya que son películas propicias para un público que realiza su consumo en ese tipo de horarios. Los criterios fundamentales a la hora de ubicar los films a sus salas correspondientes son el público esperado, o ya conocido si la película en cuestión lleva proyectándose una semana (salas más grandes) y la coordinación en función del poco personal existente. Esto se prepara para que si hay películas que acaban en horarios similares estén situadas en zonas diametralmente opuestas y así no se formen colapsos a la hora de salir, ni tampoco se mezclen con la gente preparada para entrar a las siguientes sesiones, estableciendo un determinado orden. El Imperial como nos comenta Sarai, intenta buscar el equilibrio entre calidad y comodidad.

   La sala más importante es la 1 pero no todos los estrenos tienen porqué ubicarse en esta, aunque si es esperado es muy probable dadas las dimensiones (375 personas). Antiguamente, los cambios de las películas a diferentes salas tras sus estrenos eran menos habituales ya que al no estar todas las cabinas ubicadas en el mismo piso era más complicado realizar una sincronía que solo era posible en salas contiguas. Ahora con la  digitalización no sucede así y es más sencillo, porque una vez se encuentran los films en la librería pueden mandarse a cualquiera de las salas. Lo más cómodo para los trabajadores del Imperial si las películas dan buen resultado durante la semana y no llegan estrenos muy esperados es repetir la distribución para no tener que buscar una nueva situación que ofrezca comodidad a la hora de las entradas y salidas. Las películas que están a punto de salir de la cartelera porque llevan muchas semanas suelen finalizar sus proyecciones en la sala 11, la más pequeña (54 butacas) donde también suelen ubicarse los films más independientes que tienen por norma general menos acogida.
 
El trabajo interno con los films
   Cuando se establece la distribución en las respectivas salas se hace en función de lo que se espera y aunque algunas películas puedan funcionar mejor de lo esperado no supone un problema tener que reubicarlas de manera obligada al acabar la semana, porque como indica Sarai “Desgraciadamente hace mucho tiempo que no se falla en la previsión” aludiendo a que no cuelgan el clásico no hay billetes y las películas se acaban acomodando en las salas más por su prestigio que por las dimensiones de las mismas. En ocasiones puede suceder también que películas con una demanda muy esperada ocupen dos salas, pero en este caso suelen ser aquellas para las que ACEC dispone de muchas copias y envía una en catalán. Así se abarca más público y a la vez se ofrece el producto de dos maneras diferentes, cubriendo también parte del porcentaje legal de películas que se obliga a proyectar en catalán. No obstante Sarai explica que el Imperial según las estadísticas es uno de los cines que más películas en catalán proyecta ya que suele tener buen recibo.
 
   Junto a las películas llegan también los trailers, que no tienen porque ser los que se colocaran con la misma cuando se proyecta. Algunos llegan predeterminados con sus copias en concreto pero no son obligados de colocar, aunque a veces ACEC pide si algunos de ellos pueden colocarse con algún film concreto. En caso de tenerlos disponibles el Imperial lo hace de manera habitual sin problema a través de la librería. Lo habitual según explica Sarai es montar 2 o 3 trailers dependiendo de lo justo que vayan los tiempos por la duración de los films. Lo normal también es que los que se colocan sean de géneros similares a la película con la que se montan, y que se disfrutan siempre después de la publicidad pertinente que corre a cargo de la empresa sabadellense Brunet Publicitat que aporta unos ingresos extra a través de la publicidad. Además de los trailers junto a las cintas llegan también los carteles de los films, que suelen colocarse el jueves por la noche o el viernes por la mañana, trabajo que corre a cargo de una empresa de imprenta externa que trabaja para el Imperial. Se cambian los posters situados en la plaza, los de encima de las puertas de entrada, los de las salas y los del hall que son unas guías más pequeñas. Los rótulos, luces y horarios de proyección que se ven encima de la taquilla son informatizados y se colocan mediante el programa llamado “Fila Cero” al realizar la programación, un programa específico para cines con el que también se introducen todos los datos de las películas y lo que podemos ver en la web.  

   Así el trabajo para con las películas del personal del Imperial, corre en lo referente a distribución interior. Sarai comenta que “Puedes en algún momento dado meter baza por alguna película que pienses que puede funcionar más, pero la última palabra la tienen ellos (ACEC)”. No obstante Sarai añade que “el Imperial cuenta con su propietario Enrique formando parte de la Asociación y parte de las decisiones que se toman que tienen que ver con él.” A pesar de todo ello pase lo que pase siempre hay entradas semanales. En caso de encontrarse con festivos en día de estreno o situaciones especiales estos se adelantan pero siempre hay. Como regla general suelen ser los viernes pero existen casos excepcionales como algunos estrenos mundiales o festivos día de estreno en Madrid que obligan a romper la forma habitual de trabajo, algo que no entraña problemas pero supone ir más a contrarreloj para cuadrar horarios y salas.
 
   Sarai explica también que se suele conocer la programación que se estrenará los viernes, el lunes de la misma semana, pero que últimamente incluso le ha llegado la información correspondiente el martes y hasta en alguna ocasión se ha encontrado en situación de saberlo un miércoles. “Es un trabajo de ir a contrarreloj siempre… porque las cosas tampoco suelen salir bien a la primera ya que cuando no te falla algo de una película te falla que no se puede hacer a tal hora o te avisan de que la ficha de la película es errónea (no dura lo que estaba programado sino que dura más) y entonces hay que mover todo.” Por ello también, las películas suelen llegar a última hora, dependiendo de la distribuidora (por tandas, cada una trabaja a su manera). El transporte de las películas corre a cargo de transportistas de ACEC y también de los propios del Imperial, pertenecientes a una empresa que trabaja para varios cines y que se encargan de hacer llegar el material pertinente. En ocasiones puede suceder que alguna película llegue directamente de otro cine enviada por mensajería. Con la digitalización la manera de transportar las cintas no ha cambiado, aunque es obvio que ocupa menos espacio. Ahora el Imperial recibe el producto en una maletita que contiene el disco duro. Se descarga en el almacén y una vez ahí los trabajadores se encargan de manipularlo. El montaje sí resulta diferente y mucho más cómodo que con el 35mm, sobre todo por el peso y el volumen para trasladarlo, aunque si es cierto que igualmente debe realizarse un proceso de preparado, en este caso mediante el denominado “ingesto de datos” en la librería. Cuando una película sale de cartelera, el proceso se hace a la inversa y se devuelve todo. Aunque las películas queden almacenadas en la librería si los códigos que permiten su reproducción no se renuevan estas dejan de poder reproducirse y pasan a eliminarse. 
 
   Las películas llegan normalmente los jueves, raramente los miércoles a última hora y sobretodo los viernes. Además con la digitalización de las salas y los nuevos proyectores también deben llegar los KDM (códigos/claves de activación para que las películas funcionen y que se hacen mirando especialmente al anticopy). Existe secretismo en torno a las cintas y suelen enviarse a última hora, el mismo día normalmente. La película se  “ingesta” en la librería del proyector pero no sabes si funcionará hasta que se activa. Los códigos llegan vía internet y deben descomprimirse y con el pen drive introducirse también en la librería. Ella misma ya identifica cuando se pueden abrir activándose a la hora que estén programados. Pueden reproducirse problemas como que no sea válido el número de servidor hasta que el envío sea erróneo o que no los decodifique por cualquier motivo. Sarai nos cuenta que por norma general con el rollo de 35 mm se estaba más preparado porque una vez montado se podía revisar, pero también podía ocurrir que una de las partes (rollo) que llegaban estuviera defectuosa, no se correspondiera o incluso llegara en otro idioma, algo que hacía desmontar la película con la consecuente pérdida de tiempo y conllevara definitivamente a correr, algo que ahora se corrige con más facilidad.
 
   No obstante hasta que no se proyecta definitivamente no se sabe si todo saldrá de manera correcta. Lo que se hace es un playlist de comprobación pero realmente se desconoce si en medio de la sesión puede surgir algún problema. En el playlist básicamente lo que hacen los trabajadores es programar la película de manera que se enciendan y apaguen luces de la sala, se suba volumen, entre la publicidad y los trailers…  todo cuando corresponde, algo que se programa manualmente a través de la ficha técnica del film y buscando los segundos exactos para incorporar el montaje a la librería. Antiguamente los métodos eran menos sofisticados y la automatización era más casera puesto que el operador a la hora de montar los rollos, se fijaba donde se situaban los créditos y preparaba una especie de cinta para que se produjera un clic cuando la máquina lo detectaba, que hacía que se encendieran las luces. Sarai, encargada del Imperial incide en que “si por cualquier cosa te quedas colgado no hay más que dar la cara y responder ante el cliente, aunque se intenta contactar con ACEC para ver si pueden mediante algún servicio de urgencia solucionar el problema, lo antes posible.”
 

sábado, 15 de noviembre de 2014

EL FUNCIONAMIENTO DE LA EFICIENCIA

La corta plantilla del Imperial trabaja para optimizar los recursos de que dispone para un mejor funcionamiento   

   El número de empleados con los que cuenta el cine Imperial  refleja el bajón considerable de asistencia a las salas que se ha producido en los últimos años y muestra que la época de crisis también se traslada al ocio, afectando al sector. El Imperial a pesar de mantener sus puertas abiertas se ha visto obligado a reducir su plantilla progresivamente. Serra Gadea, Sarai una de las encargadas del local, nos cuenta que hoy por hoy la plantilla es menos de la mitad que cuando abrieron sus puertas en 2003 y nos explica como deben optimizarse los recursos al máximo por tal de ofrecer el mejor servicio a sus clientes.

   Actualmente el Imperial cuenta con  13 trabajadores en su plantilla, un número que puede parecer elevado para trabajar en el cine, pero que no lo es tanto si reparamos en las múltiples tareas que deben desarrollarse. Desde mantenimiento para que todo esté a punto a la hora de los pases, hasta venta en el bar para que los clientes tengan productos de consumo a su disposición. Otro aspecto a tener en cuenta es que muchos de los trabajos a realizar pueden solaparse en el tiempo. La variación de la duración de las películas que suele oscilar entre tiempos muy similares, provoca en muchas ocasiones que si no se ha realizado un buen trabajo previo organizativo coincidan entradas y salidas de espectadores, algo que va en perjuicio del personal, en un recinto con capacidad de aforo de 1810 localidades que se reparten en 11 salas diferentes. Junto a ello hay que pensar también en la organización del personal, por tal de que todos disfruten de sus días semanales de fiesta y sus vacaciones correspondientes, un rompecabezas que hace patente que aunque se supere el día a día y se ofrezca un buen servicio en muchas ocasiones “haya poco margen para jugar“ y “estemos un poco cogidos con pinzas” como nos explica Sarai.

   La adaptación que se hizo al nuevo espacio que ofreció el Ayuntamiento durante la reconstrucción del nuevo local, también es significativa a la hora de trabajar, puesto que es poco habitual encontrar un cine en que sus salas se repartan verticalmente hasta en tres pisos diferentes. Este hecho hace que las cabinas no estén todas situadas en el mismo lugar y que haya que moverse con frecuencia por tal de supervisar constantemente que todo funcione correctamente. Debido a esto lo mejor es contar con 2 operadores (los que tiene el Imperial), puesto que cualquier problema (fallos de volumen, imagen, luces…) que haya que solucionar deja sin supervisión el resto de maquinaria en funcionamiento. Sarai cuenta que “uno es arriesgarse bastante” pero tanto las fiestas pertinentes para cada uno de ellos como el volumen de faena, que no deja cabida a que pueda disponerse de todo el personal que se considera necesario, hace que en algunas jornadas no dispongan de ambos.

   Entre ese personal además de los dos operadores con los que cuenta la plantilla, Jordi i Albert, encontramos a porteros, taquilleros y personal de bar. Su encargada Sarai nos explica que “aunque se hacen contratos específicos es natural dadas las circunstancias referentes al volumen de personal que los trabajadores puedan rotar por los diferentes puestos en función de las necesidades del momento”. No es habitual ver a más de una persona en taquilla, aunque la misma está preparada para albergar hasta 4, y tampoco rompiendo entradas, salvo que la cola que se produzca así lo requiera. Más significativo es lo del bar. El imperial está preparado para que cada uno de los pisos tenga su propia barra y así distribuir la faena, pero actualmente solo se encuentra abierta la barra central en la que podemos encontrar 1 o 2 personas dependiendo del día. La barra central es elegida por dos motivos, porque todo el público, vaya al piso que vaya, pasa por delante y actúa como reclamo y porque así se controla que los asistentes no vayan a pisos donde no les corresponde puesto que solo acudirán en caso de que su sala esté ubicada en dicho lugar, algo que sabe de antemano el personal que conoce que salas están a punto de comenzar a reproducir sus pases. En cuanto a los porteros se trata de facilitar su trabajo, ya que hay que preparar las salas para que estén en condiciones entre pase y pase y se intenta en la medida de lo posible que puedan cortar los tiquetes con un margen para facilitar la compra en el bar. Así, si las proyecciones no se inician y finalizan en horas coincidentes, se puede realizar una transición entre sesiones de manera más armónica y  comprobar las salas antes de queden vacías de manera más adecuada sin que se produzcan altercados.

Jornadas laborales
   Las jornadas de trabajo comienzan alrededor de las 15h. A la entrada además de preparar las proyecciones hay que supervisar que tanto luces, como aires o calefacciones (dependiendo de la época del año) funcionen correctamente, preparar la caja y comprobar que el personal de limpieza que acude por las mañanas haya dejado todo en condiciones, especialmente que los servicios estén adecuados para su uso. Así, como cuenta su encargada Sarai, las sesiones suelen extenderse más de 8 horas. Se inicia el trabajo una hora antes de los primeros pases y media hora antes de la apertura de cara al público (15.30h), y el personal  revisa que todo esté en orden y pone a punto lo necesario, y las últimas películas suelen acabar pasadas las 0:00 h, la hora de marcharse. Para Sarai se extiende un poco más tras la comprobación sala por sala de que todo se cierra en orden, de que no queda nadie, y tras enviar diariamente los datos de las cifras obtenidas a ACEC (Área Catalana d’Exhibició Cinematogràfica) y Nielsen EDI empresa de captación de datos y creación de informes de taquilla diaria en tiempo real, para el ministerio de Cultura. 

   Cabe destacar que como nos cuenta, todos los días no son igual de fuertes. Especialmente flojos suelen resultar los lunes y los jueves mientras que los martes (día del espectador en Sabadell) y el fin de semana aumenta la faena. Sarai expone que “Se suele seguir un patrón de trabajo habitual porque se dispone del personal justo con sus días” y aunque el personal no se dobla para esas jornadas de más trabajo sí que se intenta disponer de todos los efectivos en relación con los días menos prolíficos que suelen aprovecharse para repartir descansos.

   Y por las mañanas aunque el cine permanece cerrado de cara al público, también encontramos a un trabajador que forma parte de la plantilla. Esteve, jefe de mantenimiento, se encarga de realizar todas aquellas tareas que no pueden hacerse de cara al público. Así se aprovechan las mañanas para las reparaciones relacionadas con el local, tiempo también en que acude la empresa de limpieza contratada.      
 

domingo, 9 de noviembre de 2014

“CREO QUE ACABARÁ SIENDO TODO AUTOMATICO”


Humbert Pérez, Francesc, 30 años, natural de Sabadell y trabajador del Imperial desde que este abrió sus puertas, expone que la nueva era digital puede ser el primer paso hacia una manera diferente de ver el negocio

La perspectiva de Francesc Humbert, conocedor del sector tras 11 años trabajando en el Imperial, es que viajamos hacia un nuevo concepto de cine donde se potenciaría cada vez más un autoservicio. A su juicio, de suceder en Sabadell este hecho, en beneficio del negocio y en detrimento de la plantilla y del trato personalizado con el público, una sala con una carga tradicional  tan grande debería reinventarse una vez más, ya que en ella prima el  trato con el cliente, algo habitualmente agradecido por el mismo.


   Para Francesc Humbert el trabajo de cara al público hace necesario además de prestar un servicio de la mejor manera en la medida de lo posible, añadir un plus que permita sentirse cómodo al cliente. Sin embargo y como nos explica, el hecho de que en los últimos años asista un porcentaje menor de espectadores a las salas unido a la llegada de la nueva maquinara digital, con los consecuentes cambios que produce en la figura del operador que quedará prácticamente desfasada liberándole de unos hábitos complejos y relegándolo prácticamente a una supervisión, son dos motivos de peso para pensar en un cambio. Como ha ido sucediendo progresivamente durante el transcurso de su vida laboral, donde la plantilla se ha visto afectada y ha reducido sustancialmente en número, es planteable en las nuevas fechas hasta qué punto puede pasar a ser poco necesaria y alcanzarse así un nuevo modelo donde prime el autoservicio. “Será como en las estaciones, solo con alguien vigilando que nadie se cuele y adquiriendo todo por cajero automático incluso los productos del bar”.
 
   Pero ante esta visión futura de negocio puede oponerse fuertemente la tradición de un público que según su experiencia aboga por un trato en numerosas ocasiones personalizado. Cree que Sabadell no es una urbe tan masificada y cosmopolita como Barcelona y que este hecho hace que la ciudad se asemeje, y más en un lugar como el centro histórico de la misma, a un pueblo, donde para mucha gente el trato prima por encima del ocio. Añade “Tengo compañeras que saben lo que quiere cada cliente, hasta el punto de tenerlo preparado para servirle cuando llega su turno”. Múltiples combinaciones para una variedad de gustos que va desde productos concretos hasta refrescos con más o menos cantidad de hielo, y manera de servir las palomitas.


   Aunque en 11 años le ha dado tiempo a hacer prácticamente de todo en el cine, desde la taquilla donde habitualmente se encuentra ahora, también colabora en ese trato personal, ya que es la última persona con la que el cliente habla antes de decidir a qué sala dirigirse en caso de tener dudas. Numerosas son las recomendaciones que ha realizado, bien porque ha visto las cintas, bien porque otros compañeros lo han hecho o simplemente por el conocimiento adquirido a lo largo de los años que le hacen saber que se consume más y de qué manera. No obstante, no todo sirve para todos los públicos y existe una cartera de clientes habituales de los cuáles ya conoce que tipo de cine buscan consumir y por lo tanto adapta sus recomendaciones a los criterios que estos manejan, algo que se perdería totalmente en el marco del autoservicio. Aporta además que le resultan muy interesantes las opiniones posteriores de algunos de los clientes que se dirigen hacia su puesto de trabajo una vez finalizada la sesión para decirle que opinan y en general para agradecer su recomendación, algo que suele ser frecuente cuando ha influido de alguna manera en la decisión anteriormente tomada por el cliente. El único inconveniente que puede encontrar si le preguntan directamente por la cartelera, es la cola que exista en ese momento, ya que a pesar de la buena disposición para con unos el tiempo de espera del resto aumentaría y proporcionalmente el buen hacer se vería desequilibrado. A pesar de ello son muy comunes las personas que necesitan una última valoración antes de dirigirse a las salas. Es curioso como cuenta que el aspecto de un porcentaje bastante amplio los espectadores somos un fiel reflejo del cine que consumimos y que es habitual intuir de antemano para que sala van a pedir las entradas. Cuenta que “Cuando éramos dos en taquilla y se acercaba alguien nos mirábamos y decíamos 7 o 2 y más o menos acertabas casi siempre”. Eso se debe a que “Cuando durante muchos años acostumbras a ver clientes a todas horas, acabas por crear una base de datos mental”.   


 Los inicios, los mitos y la crisis

 
   Para aquellos que se pregunten si es necesario para trabajar en un cine que te guste el mismo, Francesc recomienda que en la medida de lo posible así sea, puesto que será mucho más llevadero dirigirte al trabajo, sin embargo cree que no es necesario tener unos conocimientos amplios sobre este y que los mismos se adquieren con el paso de los años. Antes de empezar a trabajar intentaba asistir al cine al menos una vez por semana con sus amigos pero no conocía mucho más que los actores y películas más conocidas. No fue hasta su entrada, con la apertura del Imperial, cuando empezó a conocer más a fondo el mercado que estaba trabajando y aunque no le gusta considerarse experto no obvia que ha aprendido muchísimo de compañeros en particular y de gente en general así como de su propia experiencia, algo que va en beneficio propio y del personal al que atiende que sabe vislumbrar si es o no conocedor de la materia.
 
   Porque cuando empezó a trabajar la plantilla era mucho mayor y las aportaciones diarias de compañeros innumerables. Pero las épocas de bonanza terminaron, algo que recuerda con nostalgia ya que en ese tiempo ha visto pasar a mucha gente y guarda gratos recuerdos, “He vivido experiencias muy bonitas y divertidas, hay gente con la que todavía nos vemos y quedamos y tengo muchos colegas íntimos que conocí allí”. Refleja que “Cuando abrimos éramos 10 u 11 porteros (cortar entradas y vigilar salas) y 8 chicas en el bar” algo que hoy es impensable. En once años se ha pasado de tener las tres barras de bar (1 por piso) abiertas a solo la central y con una o dos personas y de un vigilante por sala a uno entre semana y dos los sábados y domingos para las once salas. Se ha pasado de un punto a otro de manera progresiva hasta una caída grande de espectadores en los últimos años, debido según su pensamiento, a la subida del IVA cultural “algo que pilló a todo el mundo en bragas” y al avance informático brutal vivido en los últimos tiempos y que potencia las descargas de películas. En este último punto está de acuerdo con el crecimiento de algo que se conoce vulgarmente con la terminología de “películas para ver en casa” potenciado por internet, ya que a menor disposición cree que habría mayor asistencia ya que “cuando llega un gran estreno o buenas películas de acción se nota que a todo el mundo le gusta la pantalla grande y la calidad de imagen y sonido” y se refleja en la asistencia.
 
   Pese a seguir trabajando en el Imperial y no plantearse hasta cuánto durará debido al contexto en que vivimos y al respeto que tiene por su trabajo y pese a que volvería a empezar en el cine si volviera 11 años atrás porque considera que ha tenido una buena juventud de la mano de este, Francesc responde a los mitos que se plantean en torno a él con naturalidad y no deja de verlo como se ve en la sociedad, como un trabajo que debe de hacerse de manera temporal para ayudar mientras se buscan unos objetivos y unas metas laborales mayores.

   Entre los mitos más populares sobre el trabajo en el cine también explica que aunque se crea que puede disfrutarse a todas horas de ver películas no es bien bien así. Aunque si es cierto que en ocasiones, y según la cantidad de trabajo, puede estar en alguna sala, no lo es menos que no da tiempo real a hacer consumo de cine, porque este siempre es interrumpido por el propio trabajo. Además cuando las películas son apetecibles es preferible esperar para disfrutarlas. De hecho a las salas se debe entrar unos minutos antes de finalizar el pase, y para este tipo de films de mayor atractivo suelen tener cuidado y esperar a los créditos para no ver el final. En cuanto a la invitación con acompañante ofrecida a los trabajadores, se disfruta poco, ya que no es habitual aprovechar un día festivo para ir a tu puesto de trabajo y menos como sucede en su caso, si esos días festivos son coincidentes con el fin de semana. No obstante reconoce que hace años que no paga por asistir al cine porque si va lo hace al Imperial.

   En cuanto al trabajo reconoce que “no es muy duro, es llevadero y es cómodo” aspectos que tampoco le llevan a iniciar por ahora una nueva aventura laboral.



 

domingo, 2 de noviembre de 2014

LA DIGITALIZACIÓN SE APODERA DE LAS SALAS DEL IMPERIAL

El salto de calidad visual y la digitalización del sonido son los principales valores de la proyección digital que se disfrutará en el Imperial
 
El Imperial, así como su homólogo sabadellense el Eix Macià, ultiman su puesta punto tras equipar todas sus salas con tecnología digital, un proyecto con vistas hacia el futuro que dejará de banda las reproducciones tradicionales mediante el rollo y la lente.

   El cine digital no es una novedad, sin embargo el paso que dio la industria cinematográfica hace ya una década se ha ido introduciendo poco a poco y tímidamente en las salas españolas. Durante los últimos cuatro o cinco años se ha dado el impulso definitivo para instalarse ya de manera absoluta en muchas de ellas. A pesar de haber tardado más de lo esperado, la digitalización ya camina hacia copar todos los cines. El Imperial, que está adaptando todas sus salas desde hace un par de semanas, viaja definitivamente a una nueva manera de proyectar cine, mediante un sistema al que habrá que adaptarse como fruto de una renovación exigida por las condiciones del mercado actual.

   Algunos se plantearían seriamente si renovarse o desaparecer debido al desembolso que supone equipar cada una de las salas, sin embargo la alternativa tomada en la ciudad vallesana, hará que los sabadellenses puedan disfrutar en su ciudad de un nuevo tipo de cine de mayor calidad visual. Las proyecciones digitales no son más que una versión computarizada de la película en la pantalla, algo que las hace ganar en definición además de que preserva el estado de los films a medida que se suceden los pases, ya que estos no se deterioran. Para entenderlo, la mejor comparativa es decir que las proyecciones responden a un sistema similar al que un usuario puede realizar en su pc, ya que se trata de una reproducción de archivos pero a gran escala. No se sucederán por lo tanto problemas como las ralladuras, el deterioro de color o incluso las clásicas quemadas que la lente podía producir en el rollo. Tampoco hará falta empalmar los mismos, uno tras otro para reproducir el contenido completo de una película. La encargada del Imperial Serra Gadea, Saria expone que  "Salvando las distancias es un salto de calidad visual tan importante como el que se produjo cuando el DVD hizo desaparecer del mercado al VHS".   

   A pesar de la incorporación de siete nuevos proyectores este último mes, el cine Imperial ya había tenido contacto con esta nueva metodología. Los primeros proyectores se instalaron hace  aproximadamente cuatro años y se alternaban ambos métodos de proyección. Sin embargo tal y como explica Sarai la norma general indicaba e indica que el público desconoce el significado real de una proyección digital. Tal era la cuestión que en taquilla dejó de indicarse las proyecciones que eran digitales, debido a la confusión que generaba en el espectador sobre todo tras la aparición del 3D, que por otra parte según la opinión de la encargada sirvió como excusa para implantar el formato. Este último si se indica porque el precio del pase varía, aunque últimamente no aparecen tantos films en 3D. Así hasta hoy se iban incorporando las películas en ambos formatos, la decisión de cuales llegaban al cine de una manera u otra iba en función del mercado y las ofertas de las distribuidoras. Las más importantes generaban un mayor  número de copias y dejaban más maniobra a la hora de elegir, pero hoy prácticamente todas trabajan en su totalidad con los discos duros rígidos para el sistema moderno, quedando el rollo de 35 mm para algún caso excepcional. Este hecho hace que la poca falta de elección por parte de ACEC (Área Catalana d'Exhibició Cinematográfica) y mediadora entre distribuidoras e Imperial y otros cines, sea el principal motivo de la decisión tomada. Tanto es así, que Sarai explica que "desde hace dos años aproximadamente, muchas de las empresas que trabajaban en la fabricación de rollos de 35mm han cerrado sus puertas". El proceso para realizar un DCP (Digital Cinema Package) es mucho más económico. Uno de los aspectos que más agradecen los trabajadores es el desplazamiento del nuevo sistema, que hace que se gane en comodidad, otro hecho determinante que hará que el rollo de 35 se convierta dentro de poco en una reliquia similar a los vinilos. Además el nuevo formato permite que una vez instalado su contenido se reenvíen los discos y así se puedan reutilizar.

   Un tema de mucho peso y que ha adquirido importancia a la hora de que los distribuidores optasen por este nuevo sistema, es el sonido. A pesar de que el sonido ya era digital, el audio, ahora si sale directamente del servidor, puro y sin comprimir, de manera que la fuente actual es la mejor de la que los cines han dispuesto hasta el momento.

   Aunque el cambio es inminente y total, el Imperial conservará dos o tres máquinas de 35mm, y guardará el método de reproducción tradicional, para estar preparados por si aun llega alguna copia en este formato y para momentos ocasionales como los pases de las películas de cineclub o alguna película antigua que se reproduzca eventualmente. Quedarán así para uso totalmente esporádico, pero realmente pasará en muchos cines, ya que aquellos que a partir de 2015 no decidan dar el paso hacia la digitalización podrían no superar la falta de entrada de copias. Aunque es solo una teoría, puesto que el camino hacia una digitalización total se busca desde hace ya unos años, no es menos cierto que ya existen problemas reales a la hora de adquirir películas en formato 35.



Nuevo proyector de cine digital. Cine Imperial
Antiguo proyector cinematográfico de 35 mm.
Cine Imperial
                     
    
Las desventajas

   Todo pueden parecer ventajas pero no es así. Además de la costosa inversión (los proyectores son caros per se independientemente de la calidad de cada uno) ya que el precio puede alcanzar o superar lo que sería el sueldo medio de un trabajador durante seis o siete años, existen otros contras que deben tenerse en cuenta. Uno de ellos es que el espacio donde se ubican estos potentes “ordenadores” debe estar suficientemente fresco o ventilado. Aunque puede ser el mismo  donde se situaban los antiguos reproductores es muy aconsejable, por tal de preservar el material, que no existan recalentamientos en la maquinaria que requieran llamar a un técnico. Porque ese, es el mayor de los hándicaps, cualquier problema que aparezca no puede a priori ser solucionado al momento. Si la proyección salta por algún motivo, el operador no solo no posee unos recursos adquiridos para los que si optaba con el rollo, sino que no está permitido manipular las nuevas máquinas fuera de la supervisión de un especialista. Así, si ocurre algo durante una proyección, no queda más que informar a los espectadores y compensarlos de alguna manera por las molestias que se les pueda haber causado, buscando una solución favorable al cliente. El tema de la luz también es muy recurrente. Aunque los cines suelen estar preparados con alternadores de energía adicionales, el nuevo sistema, al contrario que su ancestro, está sujeto a posibles cortes de luz.

   Algo que Sarai nos explica que tampoco se conoce y que genera cierta incertidumbre es el hecho de saber si este sistema tendrá una gran vida como su antecesor, o si en una época de continuos cambios, aparecerá un sistema superior que lo entierre de inmediato. El gasto que supone para una empresa que se atreve a dar este paso hace pensar que las bases están claras y que el sistema perdurará en el tiempo, pero nadie puede afirmar a ciencia cierta que eso será así.

   El otro tema importante es que viajamos hacia un cine que necesite menos personal. La comodidad para el transporte, montaje, desmontaje y la facilidad de ejecución (tanto porque la película se reproduce continua de principio a fin sin necesidad de hacer nada, como porque el sonido va incorporado) junto con todo lo comentado, hacen que el papel del operador no sea fundamental en el proceso como sucedía hasta ahora. Sin duda y debido a toda la mecanización que sufrirá el Imperial, se trata de una nueva era.