Construido en 1911 y concebido exclusivamente para albergar
espectáculos cinematográficos, la sala,
ubicada en el centro histórico de la ciudad, no solo ha sobrevivido al paso del
tiempo sino también a la evolución sufrida por el cine durante el transcurso
del mismo.
Tras las primeras proyecciones de los Lumière, allá por el 1895, y con la consagración del cine poco después como arte de la mano de Mèliés, el espectáculo innovador se sitúa al servicio de la industria y empiezan como consecuencia a aparecer los primeros cines. La noche del 24 de Setiembre de 1911 se inauguró en Sabadell el “Gran Saló Imperial”, situado en la Rambla, con la colaboración musical del “Quintet Artístic” encabezado por Càstor Vila. No fue el primero en la ciudad, pero si el primero diseñado específicamente como tal (segundo en España), en un panorama de ciudad industrial y en plena expansión económica, que además pretendía hacer lo propio culturalmente. Muchas eran las salas que ya existían para una población de 30 mil habitantes, el Doré o el Gran Cine Ideal eran ejemplos hablando de cine, así como el Cervantes o el Euterpe lo eran en el ámbito del teatro.
De la mano de Salvador Casas Roca, que firmó un contrato
que lo arrendaría a un solar perteneciente a la Enric Turull i Comadran
(miembro de una familia bienestante de Sabadell), nació la idea que ejecutó el
arquitecto modernista Jeroni Martorell, al que se encargó un proyecto que respondiera
a las exigencias de la época a pesar de los medios modestos con que se debía
llevar a cabo.
El resultado fue un edificio representativo de una
tipología funcional, estética y modernista a pesar de la simplicidad de la
estructura y los materiales utilizados. Se trataba de una gran sala rectangular
de líneas esquemáticas y funcionales estructurada en una gran nave central
destinada al patio de butacas de doble altura y dos naves laterales más bajas y
estrechas, recordando la tipología basilical romana. También tenía un amplio vestíbulo que lo dotaba de mayor grandeza. Además de todo ello, el propietario Casas que quería responder a
la demanda social del momento pidió que las galerías laterales de platea se
convirtieran en palcos y el piso superior no practicable, en nuevas galerías. La
funcionalidad del edificio y su gran capacidad fueron las dos claves del éxito del
Imperial (como se nombré popularmente por los sabadellenses).
Plano de la planta general del proyecto de Jeroni Martorell. Arxiu Històric de Sabadell |
Pero sin duda el elemento más característico del Imperial
es su fachada, donde a pesar de la sencillez podía apreciarse la estética
modernista. Tres grandes puertas de acceso de arcos rebajados que derivan en
un cuerpo central de más altura destinado en sus inicios a la cabina de
proyección y con el grafismo del nombre y unos motivos
florales como únicos elementos de decoración.
Cien años más tarde
Es precisamente la fachada el elemento que conecta ese
trayecto tan amplio entre el primer Imperial y el que se disfruta en la
actualidad. Nada tiene que ver la manera de entender el cine desde sus inicios
hasta hoy, pero la nueva sala que se disfruta en Sabadell desde hace poco más
de una década ha conservado algunas de las cosas que habían hecho reconocible
al Imperial, la más visible de ellas la réplica de su fachada original.
Fachada actual |
Fachada del Imperial según el proyecto original. Arxiu històric de Sabadell |
A día de hoy, después de las numerosas salas que habían ocupado la ciudad durante las últimas décadas, solo podemos disfrutar de 2, ya que las demás han desaparecido. Como nos explica el propietario del Imperial Gratacós, Enric "La revolución de las multisalas no dejó lugar a más, si bien es cierto que siguen habiendo 20 pantallas en Sabadell", 11 pertenecientes al Imperial y 9 al cine Eix Macià, situado en la Avinguda Francesc Macià, junto al Parc Catalunya (centro moderno de la ciudad), también con una corta vida (17 años) pero un poco mayor que el que nos ocupa.
Así uno a uno, los cines fueron muriendo, incluido el propio
Imperial, que ya a partir de los años 60 y a pesar de las reformas, vivía una
situación precaria y sobrevivía con dificultad a la competencia que iba
surgiendo con los cines que se situaban en los barrios de la ciudad, como el
Goya, el Avenida o el Montecarlo.
Tuvo una pequeña recuperación en los 80, debido a situarse como sede de la Filmoteca (con el soporte de la regidora de Cultura del Ayuntamiento) y también por su exclusiva dedicación al cine infantil desde mediados de los 70, dedicando a jóvenes y nuevos aficionados que llenaban la sala los domingos por la tarde, para ver los clásicos. No obstante en 1989 cerró sus puertas.
El movimiento ciudadano y el nuevo Imperial
En el año 1992 se hace una revisión del Plan Especial de
Protección del Patrimonio que excluye al cine Imperial, alegando el mal estado
del edificio que ya había obligado a su cierre, así como la baja calidad de los
materiales con que se construyó que hacen difícil su rehabilitación.
Se inicia entonces un importante movimiento ciudadano que se hace eco tanto en ámbito nacional como internacional. Un movimiento de salvación del Imperial, bajo el lema “L’Imperial s´ho val” y que defiende la plena recuperación del edificio en busca de un centro dinamizador de la cultura cinematográfica. Numerosas instituciones como la Academia de las Artes y las Ciencias cinematográficas de España, la Asociación de Historia y Cine del Institut de Estudis Catalans, incluso la Artist Right Fundation (Hollywood) se muestran favorables a este movimiento, que culmina con la Creación de la Sociedad Cinematográfica Saló Imperial 1911 que se propuso recuperarlo como patrimonio cinematográfico.
Ante esta demanda, el Alcalde de Sabadell Antoni Farrés
adquiere el solar e inicia un proyecto en el que busca alguien que quiera hacerse cargo de
la construcción y explotación de un nuevo cine en espacio más limitado dejando lugar para la
creación de una pequeña plaza a pie de Rambla (donde se situaba el antiguo vestíbulo) y de un edificio colindante. La propuesta del
alcalde es que el Imperial no solo sea un cine sino además pueda servir como
puente a iniciativas culturales de la ciudad, conservando el espíritu de la obra
antigua (actualmente el Cineclub realiza sus pases la noche de los Jueves).
Así la obra moderna, adaptada a un cine actual, conserva la fachada pero sin las puertas originales, ya que tras los arcos se accede a una entrada nueva y más actual. Entre los aspectos que se pactan para conservar la esencia de la estética original está el de no colocar los carteles de las películas en la misma, y estos están ubicados a pie de plaza. Se conservan también en el interior 2 joyas de la época:
Proyector de cine, Western Elèctric. Instalado en el Antiguo Saló Imperial alrededor de 1925 |
Piano del maestro Masllovet, director de la orquesta sinfónica de Manila, regalado a Daniel Sanahuja Capella su díscipulo, músico, compositor y director de la orquesta del Imperial entre 1926 y 1935 |
Además el cine, que se articula en tres plantas para
aprovechar el nuevo espacio concedido, dispone en la planta cero, de su sala 1,
con acceso frontal a la entrada y que es una réplica de la antigua sala,
adaptada a la modernidad de los tiempos que corren. Respaldos y brazos de
madera en honor a las antiguas butacas, pero sustituidas por unas más actuales, luces de la época y un cuerpo central
estructurado en dos alturas que conserva los palcos de antaño, y que hoy día, a pesar de
restar espacio, figuran como elemento decorativo en homenaje al Gran Saló Imperial.
Me encanta el cine y desde que un día en su programa José Luis Garci dijo que el Imperial era el primer cine de España, no he dejado de buscar información al respecto, creo que la ciudad merece este reconocimiento pero la actual alcaldía creo que no está por la labor, se le podría sacar "jugo" de la propaganda cultural que ser el primero de algo implica, sobretodo del mundo del celuloide donde parece ahora que todas las películas tienen espacio y algunas se atreve a estar nominadas para 13 estatuillas cuando ellas nunca podrá superar a las 11 (quizás igualar como Titanic) per las 11 primeras se las llevó BEN-HUR 1959, una película que he visualizado en mi dilatada vida de 62 años . . 35 vec es.- ¡¡Gracias Imperial por ser el primero y por estar viviendo yo a tu lado ciudad donde también me vio nacer en 1956.-
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