domingo, 23 de noviembre de 2014

EL CINECLUB MODIFICA LA CARTELERA DEL IMPERIAL TODOS LOS JUEVES NOCHE


La entidad, hace una apuesta por la diversidad y la divulgación de otras formas de cine y proyecta semanalmente en el Imperial películas de autor en versión original

   Todos los jueves el cine Imperial redistribuye los films en sus salas con la finalidad de habilitar una de ellas para que quede libre y puedan proyectarse las sesiones marcadas por el Cineclub. La entidad Cineclub Sabadell, apoyada en un acuerdo con el Ayuntamiento y la exhibidora, realiza para sus socios y para todo aquel que quiera asistir, dos pases, programados normalmente a las 20 y las 22:30 h, de películas menos comerciales, normalmente cine de autor o clásicos de todos los tiempos en versión original subtitulada en castellano. 

   Los llamados jueves del Cineclub son una actividad cultural que pretende poner al alcance de los ciudadanos sabadellenses, de manera regular y mediante la proyección de un film diferente cada jueves, el cine de autor para su divulgación y su estudio. De esta manera no solo propone una  alternativa a la programación de los cines de la ciudad y alrededores sino que lo realiza en el espacio con las mejores condiciones posibles para la exhibición que ofrece la ciudad. Se lleva a cabo los jueves teniendo en consideración que es el día más idóneo para el cine, ya que se producen los cambios de programación y se aprovechan las salas de las películas que van a salir y que ya es poco probable que el público reclame. La programación de las películas se conoce trimestralmente y se extiende en tres ciclos desde finales de setiembre hasta el mes de junio pudiendo disfrutar de diferentes tipos de cine. A la cita, además de los socios, puede asistir cualquiera al que le guste la temática que se ofrece esa semana, previo paso por taquilla, bien adquiriendo packs de 5 o 10 entradas (cuyo precio son 20 y 40 euros respectivamente) a utilizar durante todo el año bien con un pase individual (6 euros). Las sesiones se clasifican en secciones muy diferentes, por tal de que el espectador tenga unos patrones, entre las que se pueden encontrar “Revisiones” donde se proyectan clásicos de todos los tiempos, “Cine documental” donde, como sucedió este mismo jueves con el pase de la película “Arraianos”, se proyectan films de este género o “Estrenos” para definir las películas más actuales que representan el cine de autor. Su director Poblet Sallés, Josep, explica que esto se hace así porque “si propones un cineclub normal con películas antiguas la gente no te viene. Los cineclubs antiguamente hacían ciclos de directores y repasaban su obra. Hoy te encontrarías que vendrían los de siempre e incluso menos porque hay mucha gente de cineclub que ya ha visto muchas veces esas películas”.

   La entidad “Cineclub Sabadell” nacida en el año 1957, como explica su director, ha sobrevivido al tiempo pero ha ido cambiando su concepto y su finalidad. Concebida por aquellos que tenían unas inquietudes propias de la época en que nació y un acceso a la información más restringido del que hoy conocemos, continuando por décadas más reivindicativas como la de los años 70 y hasta hoy día en que no se asemeja en prácticamente nada a sus inicios salvo en la base de la entidad, la afición al cine. En palabras de su presidente “En esta década somos los yayos de los 80 que continuamos yendo al cine porque nos gusta”. La entidad privada se mantiene por las aportaciones de los socios y sobre todo por la financiación en forma de subvenciones que ofrece el Ayuntamiento. En palabras de su director “Lo que más me preocupa es que no somos gente joven y que en 10 años se puede extinguir, pero sería lo que merecemos porque actualmente no se hace nada para los jóvenes, a los que no les acostumbra a gustar este tipo de películas”. Ahora mismo la entidad cuenta con poco más de 100 socios cuyo aportación anual asciende a 40 euros semestrales, una cantidad que pese a no ser excesiva hace que muchos se planteen su continuidad y sobretodo significa que no entre gente joven. La mayoría de los que siguen afiliados llevan como socios más de una década y continúan por vínculos emocionales. Josep Poblet explica que “para ellos es más una afiliación simbólica porque quieren que el cineclub sobreviva” algo que puede ser difícil que suceda ya que a su juicio “hoy en día la antigüedad solo es un valor que existe a nivel romántico. En 10 años si la entidad sobrevive yo no debería entenderla, el nuevo cineclub debería ser diferente”

   El Cineclub se encuentra con dificultades, y la junta solo trabaja para posibilitar que la actividad persista sin existir ningún tipo de beneficio ya que lo único que intentan ante las dificultades es acabar los cursos sin pérdidas habiendo ofrecido lo mejor dentro de sus posibilidades. Así actualmente su actividad cultural básica se centra en “los jueves del cineclub”. Hacer la selección de los films que se proyectaran, intentar que estén disponibles para su alquiler en ese momento, elaborar la promoción, hacerse cargo del transporte y que el gasto no se exceda a las posibilidades, es un trabajo arduo, más aún con la digitalización, que o bien resta material disponible porque solo se elaboró en 35 mm o encarece los costes si se digitalizó. Entre las medidas que ayudan se encuentra tener entidades amigas y colaboradoras como la “Alliance Française”. El primer mes del primer trimestre se conoce como “Ciclo del cine francés” y las películas proyectadas son escogidas de mutuo acuerdo con esta entidad, algo que potencia la asistencia entre otros de sus alumnos y todos aquellos que estén interesados en dicha temática. Dependiendo de los acuerdos con cada una de las entidades con las que se colabore, entre ellas han participado por ejemplo Joventuts Musicals de Sabadell, Lliga dels Drets dels Pobles y Unió Excursionista de Sabadell,  los beneficios pueden ser desde abaratar los costos de ciertas películas que se alquilan compartiendo gastos y para las que los miembros de ambas entidades entran “de balde”, hasta percibir más beneficio producto de la asistencia a las salas de los socios de la entidad colaboradora interesados en las temáticas proyectadas. Josep cuenta que se ha comprobado que el vínculo con la Alliance Française provoca que “Arrancando el curso así viene más gente. Porque es de la Alianza o porque simplemente despierta interés y tiene tirada”.

   Los jueves del cineclub empezaron ya en el año 1991. La relación con el Imperial viene de la amistad entre el antiguo propietario y principal impulsor de la exhibición cinematográfica en Sabadell, Ramon Cortadellas Gabarró y el presidente de la entidad Pere Cornellas durante los años 80 y 90. El acuerdo se estableció en esa última década de manera conjunta con el Ayuntamiento cuando aún no existía el Nuevo Imperial y las proyecciones se llevaban a cabo en el Cineart Alcázar, situado también en el centro de la ciudad y que estuvo precisamente en pie hasta el 2003 en que nació el nuevo cine en la Rambla. Tras la adquisición por parte del Ayuntamiento de los terrenos donde se ubicaba el viejo Imperial, impulsado por el movimiento ciudadano de preservación del mismo como centro dinamizador de cultura cinematográfica, y la cesión de estos mismos para la remodelación y aparición del nuevo cine, se revisó el acuerdo. La cesión implicaba que se pudieran realizar en el local actividades culturales y por ese motivo se cedieron unas horas a explotar a la entidad Cineclub Sabadell. Según el presidente Josep Poblet “En época de vacas gordas, con el alcalde Toni Farrés y cuando todo iba bien y los cines se petaban, se podían hacer convenios y lo que te diera un poco la gana porque la cosa funcionaba bien… Ahora que al cine no le funciona y nosotros estamos de capa caída porque no somos una entidad que está de moda, más bien somos vistos como una entidad vintage, es lo que hace a todos ir de bólido”. Añade que “Años atrás había buena voluntad por parte de todos, y ahora se puede tener que revisar el acuerdo. La entidad explota unas horas acordadas con el Ayuntamiento y nos basamos en lo que ellos nos dicen. Nos deja unas horas que nosotros explotamos de manera impecable pero no existe con exhibidor el diálogo de antaño fruto de las relaciones personales y la buena época que vivía el cine en todas sus facetas”.

   Para cualquier acontecimiento que pueda surgir siempre en relación con la proyección semanal, como explicaciones didácticas sobre el tema, presentación del film a través de algún invitado u otros aspectos al margen del cine, la entidad se aprovecha de los canales del Ayuntamiento, que no solo subvenciona sino que también publicita este tipo de eventos. A pesar de que quizás no viene tanta gente como querrían Josep Poblet expone que la institución pone toda su voluntad. Se imprimen 1200 trípticos de mano por trimestre de los cuáles el Ayuntamiento reparte 400 entre instituciones como escuelas o escuelas de idiomas. Lo único que reclaman a cambio es que exista movimiento. Por ello se debe realizar una memoria y pasar la contabilidad pertinente, pero no se dice en ningún momento como debe ser el cineclub, que debe proyectarse y que no. Así además de con el Ayuntamiento, Cineclub Sabadell solo puede tener palabras buenas de cara al Imperial. Su director, conocedor de que la situación no es buena para nadie y a pesar de que los acuerdos existentes con el Ayuntamiento hacen posible unas horas de explotación semanal, cree que no puede exigir nada más y simplemente debe agradecer que los trabajadores allí presentes se involucren en una actividad que no les genera beneficio tratándolos de la manera profesional en que lo hacen. Según él “Seria de tontos despotricar cuando yo por ejemplo he llegado con un pacto ya hecho. Los posibles errores que puedan tener están de sobras compensados con el servicio que dan. Ese servicio es un valor añadido, ya que no es parte de su faena y nos gustaría tener un detalle con ellos”. Aunque le gustaría que tras la proyección se pudieran realizar debates en los que poner de acuerdo las diferentes visiones de los asistentes, entiende que no pueden ni deben salir más tarde del horario en que lo hacen al acabar la proyección que se inicia a las 22:30 h más allá de la medianoche. Cineclub necesita, en palabras de su presidente, tener el valor añadido de hacer una conferencia o un fórum al final pero para ello se necesitaría un local propio adaptado. Explica que “No le damos importancia pero el problema real que tendríamos si nos marcháramos del Imperial sería qué local nos aguantaría hasta las 0.30 o las 1h de la mañana. Tendría que ser de acuerdo con Ayuntamiento y vecindario o un  local propio, algo que sería más complicado y más costoso aún, ya que debería cumplir unos requisitos legales, disponer de salidas de emergencia, extintores, tener presente el aforo, regularlo todo según la ley”.

   Sabedores por lo tanto de que el Imperial es de momento el mejor lugar donde  pueden proyectar su actividad, su respeto es máximo y esperan que aunque se revise el acuerdo en los próximos años la relación entre ambos perdure. Lo más importante explica su presidente es sin duda la afición al cine, lo único además de ser socio que se reclama en los estatutos para ser miembro de la junta y a su juicio para no acabar con la entidad Josep añade que las aficiones de hace 50 años no son las de ahora y habría que trazar una nueva línea que marque que es comercial y que es adecuado para formar parte de las proyecciones de cineclub, ya que hay que ser consciente que las aficiones de hace medio siglo no serán las de mañana.

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