Todos
los jueves el cine Imperial redistribuye los films en sus salas con la
finalidad de habilitar una de ellas para que quede libre y puedan proyectarse las sesiones marcadas por el
Cineclub. La entidad Cineclub Sabadell, apoyada en un acuerdo con el
Ayuntamiento y la exhibidora, realiza para sus socios y para todo aquel que
quiera asistir, dos pases, programados normalmente a las 20 y las 22:30 h, de
películas menos comerciales, normalmente cine de autor o clásicos de todos los tiempos en
versión original subtitulada en castellano.
Los
llamados jueves del Cineclub son una actividad cultural que pretende poner al
alcance de los ciudadanos sabadellenses, de manera regular y mediante la
proyección de un film diferente cada jueves, el cine de autor para su
divulgación y su estudio. De esta manera no solo propone una alternativa a la programación de los cines de
la ciudad y alrededores sino que lo realiza en el espacio con las mejores
condiciones posibles para la exhibición que
ofrece la ciudad. Se lleva a cabo los jueves teniendo en consideración que
es el día más idóneo para el cine, ya que se producen los cambios de
programación y se aprovechan las salas de las películas que van a salir y que
ya es poco probable que el público reclame. La programación de las películas se
conoce trimestralmente y se extiende en tres ciclos desde finales de setiembre
hasta el mes de junio pudiendo disfrutar de diferentes tipos de cine. A la cita, además de los socios,
puede asistir cualquiera al que le guste la temática que se ofrece esa semana,
previo paso por taquilla, bien adquiriendo packs de 5 o 10 entradas (cuyo
precio son 20 y 40 euros respectivamente) a utilizar durante todo el año bien
con un pase individual (6 euros). Las sesiones se clasifican en secciones muy
diferentes, por tal de que el espectador tenga unos patrones, entre las que se
pueden encontrar “Revisiones” donde se proyectan clásicos de todos los tiempos,
“Cine documental” donde, como sucedió este mismo jueves con el pase de la película
“Arraianos”, se proyectan films de
este género o “Estrenos” para definir las películas más actuales que
representan el cine de autor. Su director Poblet Sallés, Josep, explica que
esto se hace así porque “si propones un
cineclub normal con películas antiguas la gente no te viene. Los cineclubs
antiguamente hacían ciclos de directores y repasaban su obra. Hoy te
encontrarías que vendrían los de siempre e incluso menos porque hay mucha gente
de cineclub que ya ha visto muchas veces esas películas”.
La
entidad “Cineclub Sabadell” nacida en el año 1957, como explica su director, ha
sobrevivido al tiempo pero ha ido cambiando su concepto y su finalidad.
Concebida por aquellos que tenían unas inquietudes propias de la época en que
nació y un acceso a la información más restringido del que hoy conocemos,
continuando por décadas más reivindicativas como la de los años 70 y hasta hoy
día en que no se asemeja en prácticamente nada a sus inicios salvo en la base
de la entidad, la afición al cine. En palabras de su presidente “En esta década somos los yayos de los 80
que continuamos yendo al cine porque nos gusta”. La entidad privada
se mantiene por las aportaciones de los socios y sobre todo por la financiación
en forma de subvenciones que ofrece el Ayuntamiento. En palabras de su director
“Lo que más me preocupa es que no somos
gente joven y que en 10 años se puede extinguir, pero sería lo que merecemos
porque actualmente no se hace nada para los jóvenes, a los que no les
acostumbra a gustar este tipo de películas”. Ahora mismo la entidad cuenta
con poco más de 100 socios cuyo aportación anual asciende a 40 euros
semestrales, una cantidad que pese a no ser excesiva hace que muchos se planteen
su continuidad y sobretodo significa que no entre gente joven. La mayoría de
los que siguen afiliados llevan como socios más de una década y continúan por
vínculos emocionales. Josep Poblet explica que “para ellos es más una afiliación simbólica porque quieren que el
cineclub sobreviva” algo que puede ser difícil que suceda ya que a su
juicio “hoy en día la antigüedad solo es
un valor que existe a nivel romántico. En 10 años si la entidad sobrevive yo no
debería entenderla, el nuevo cineclub debería ser diferente”
El
Cineclub se encuentra con dificultades, y la junta solo trabaja para
posibilitar que la actividad persista sin existir ningún tipo de beneficio ya
que lo único que intentan ante las dificultades es acabar los cursos sin
pérdidas habiendo ofrecido lo mejor dentro de sus posibilidades. Así
actualmente su actividad cultural básica se centra en “los jueves del
cineclub”. Hacer la selección de los films que se proyectaran, intentar que
estén disponibles para su alquiler en ese momento, elaborar la promoción, hacerse
cargo del transporte y que el gasto no se exceda a las posibilidades, es un
trabajo arduo, más aún con la digitalización, que o bien resta material
disponible porque solo se elaboró en 35 mm o encarece los costes si se
digitalizó. Entre las medidas que ayudan se encuentra tener entidades amigas y colaboradoras
como la “Alliance Française”. El primer mes del primer trimestre se conoce como
“Ciclo del cine francés” y las películas proyectadas son escogidas de mutuo
acuerdo con esta entidad, algo que potencia la asistencia entre otros de sus
alumnos y todos aquellos que estén interesados en dicha temática. Dependiendo
de los acuerdos con cada una de las entidades con las que se colabore, entre
ellas han participado por ejemplo Joventuts Musicals de Sabadell, Lliga dels Drets
dels Pobles y Unió Excursionista de Sabadell, los beneficios pueden ser desde abaratar los
costos de ciertas películas que se alquilan compartiendo gastos y para las que
los miembros de ambas entidades entran “de balde”, hasta percibir más beneficio
producto de la asistencia a las salas de los socios de la entidad colaboradora interesados
en las temáticas proyectadas. Josep cuenta que se ha comprobado que el vínculo con
la Alliance Française provoca que “Arrancando
el curso así viene más gente. Porque es de la Alianza o porque simplemente despierta
interés y tiene tirada”.
Los
jueves del cineclub empezaron ya en el año 1991. La relación con el Imperial viene de
la amistad entre el antiguo propietario y principal impulsor de la exhibición
cinematográfica en Sabadell, Ramon Cortadellas Gabarró y el presidente de la
entidad Pere
Cornellas durante los años 80 y 90. El acuerdo se estableció en esa última
década de manera conjunta con el Ayuntamiento cuando aún no existía el Nuevo
Imperial y las proyecciones se llevaban a cabo en el Cineart Alcázar, situado
también en el centro de la ciudad y que estuvo precisamente en pie hasta el
2003 en que nació el nuevo cine en la Rambla. Tras la adquisición por parte del
Ayuntamiento de los terrenos donde se ubicaba el viejo Imperial, impulsado por
el movimiento ciudadano de preservación del mismo como centro dinamizador de
cultura cinematográfica, y la cesión de estos mismos para la remodelación y
aparición del nuevo cine, se revisó el acuerdo. La cesión implicaba que se pudieran
realizar en el local actividades culturales y por ese motivo se cedieron unas
horas a explotar a la entidad Cineclub Sabadell. Según el presidente Josep
Poblet “En época de vacas gordas, con el
alcalde Toni Farrés y cuando todo iba bien y los cines se petaban, se podían
hacer convenios y lo que te diera un poco la gana porque la cosa funcionaba
bien… Ahora que al cine no le funciona y nosotros estamos de capa caída porque
no somos una entidad que está de moda, más bien somos vistos como una entidad
vintage, es lo que hace a todos ir de bólido”. Añade que “Años atrás había buena voluntad por parte
de todos, y ahora se puede tener que revisar el acuerdo. La entidad explota
unas horas acordadas con el Ayuntamiento y nos basamos en lo que ellos nos dicen.
Nos deja unas horas que nosotros explotamos de manera impecable pero no existe
con exhibidor el diálogo de antaño fruto de las relaciones personales y la
buena época que vivía el cine en todas sus facetas”.
Para
cualquier acontecimiento que pueda surgir siempre en relación con la proyección
semanal, como explicaciones didácticas sobre el tema, presentación del film a
través de algún invitado u otros aspectos al margen del cine, la entidad se
aprovecha de los canales del Ayuntamiento, que no solo subvenciona sino que
también publicita este tipo de eventos. A pesar de que quizás no viene tanta
gente como querrían Josep Poblet expone que la institución pone toda su
voluntad. Se imprimen 1200 trípticos de mano por trimestre de los cuáles el
Ayuntamiento reparte 400 entre instituciones como escuelas o escuelas de
idiomas. Lo único que reclaman a cambio es que exista movimiento. Por ello se
debe realizar una memoria y pasar la contabilidad pertinente, pero no se dice
en ningún momento como debe ser el cineclub, que debe proyectarse y que no. Así además
de con el Ayuntamiento, Cineclub Sabadell solo puede tener palabras buenas de
cara al Imperial. Su director, conocedor de que la situación no es buena para
nadie y a pesar de que los acuerdos existentes con el Ayuntamiento hacen
posible unas horas de explotación semanal, cree que no puede exigir nada más y
simplemente debe agradecer que los trabajadores allí presentes se involucren en
una actividad que no les genera beneficio tratándolos de la manera profesional
en que lo hacen. Según él “Seria de
tontos despotricar cuando yo por ejemplo he llegado con un pacto ya hecho. Los
posibles errores que puedan tener están de sobras compensados con el servicio
que dan. Ese servicio es un valor añadido, ya que no es parte de su faena y nos
gustaría tener un detalle con ellos”.
Aunque le gustaría que tras la proyección se pudieran realizar debates en los
que poner de acuerdo las diferentes visiones de los asistentes, entiende que no
pueden ni deben salir más tarde del horario en que lo hacen al acabar la proyección
que se inicia a las 22:30 h más allá de la medianoche. Cineclub necesita, en
palabras de su presidente, tener el valor añadido de hacer una conferencia o un
fórum al final pero para ello se necesitaría un local propio adaptado. Explica
que “No le damos importancia
pero el problema real que tendríamos si nos marcháramos del Imperial sería qué
local nos aguantaría hasta las 0.30 o las 1h de la mañana. Tendría que ser de
acuerdo con Ayuntamiento y vecindario o un
local propio, algo que sería más complicado y más costoso aún, ya que
debería cumplir unos requisitos legales, disponer de salidas de emergencia,
extintores, tener presente el aforo, regularlo todo según la ley”.
Sabedores
por lo tanto de que el Imperial es de momento el mejor lugar donde pueden proyectar su actividad, su respeto es
máximo y esperan que aunque se revise el acuerdo en los próximos años la
relación entre ambos perdure. Lo más importante explica su presidente es sin
duda la afición al cine, lo único además de ser socio que se reclama en los
estatutos para ser miembro de la junta y a su juicio para no acabar con la
entidad Josep añade que las aficiones de hace 50 años no son las de ahora y
habría que trazar una nueva línea que marque que es comercial y que es adecuado
para formar parte de las proyecciones de cineclub, ya que hay que ser
consciente que las aficiones de hace medio siglo no serán las de mañana.
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